Chequeo

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La noche acababa, pero Tsukasa aún tenía una cita pendiente después de haber ganado una pelea más.

Fuera de cualquier plan romántico, era de lo más ínsipido: un chequeo médico.

Senku era el único médico que aceptaba tener citas a más allá de la medianoche, no obstante esta ocasión, apenas y llegaban las once.

Habiéndose preparado, Ishigami recibió al boxeador en su puerta rodeado de cámaras y fanáticos, haciendo un esfuerzo sobrehumano porque entrara sin mucho escándalo.

— ¡Dios! Pensé que cuando llegaras aquí ya no te seguirían.

— Es lindo tener fans tan fieles — Aseguró sonriente, Senku se colocó unos guantes y atrajo hacía sí una mesa de utensilios.

— Ah... quizá, pero atrasan mi trabajo. — Sentó a Tsukasa en un asiento alconchonado. — ¡Déjame ver! — Enunció afable y Shishio alzó los brazos. — No me refería a eso, pero, está bien, comencemos con los brazos. 

Comenzó a rondar con sus manos todo el largo, palpeando y estrujando levemente.

— ¿Te duele?

— En realidad... — Alargó la palabra, sonriente, aunque estuviera lastimado, la pobre fuerza del de cabellos albinos era incapaz de causarle algún dolor. 

— Sí, entiendo. — Se apartó y prefirió revisarlo de manera óptica, encontrando dos moretones en el otro brazo. — Veo que te defendiste con este.

— Fue una batalla algo fuerte. — Rascó su nuca, sin dejar de sonreír, le causaba una especie de relajación cada que visitaba a su médico. 

— Y aún así ganaste. Felicidades.

— Que felicitación tan fría, doctor. — Se atrevió a decir, haciendo que todo el ambiente que Senku había creado se desmoronara, él no planeaba que algo así fuera dicho.

—... ¿Perdón? — Rio — No esperaba que te molestara my frialdad. — Bromeó, llegando con un martillo de Buck a revisar los reflejos de Shishio.

— No, en realidad no, sólo quería ver qué decías. — Por el cuerpo de Ishigami se sobrellevó un escalofrío que residieron en sus mejillas, sonrosando un poco.

Casi nunca lo tuteaba.

— Está todo bien por aquí, ahora... — Elevó un poco sus manos, para después devolverlas, quería alcanzar su cabeza pero era simplemente más alto que él, estando además en un asiento elevado. 

Lo obligó a sentarse en una silla común y corriente y movió su cabeza a los lados, dio pequeños golpes entre sus cejas y revisó el cuello, un momento en que Tsukasa no evitó reír por ciertas cosquillas que las temblorosas manos de Senku le causaban.

— ¿Sabes? Nunca me dices de "tú" — Confesó finalmente su perturbación, en todo el rato no había dejado de pensar en eso. — Y es raro considerando que tenemos casi la misma edad.

— ¿Ah sí? ¿Cuántos tienes? 

— Veintiseis...

Tsukasa paró todo pensamiento, ¿era en serio? 

Era incluso más joven que él

— ¿De verdad? — Tartamudeó.

— Pues, ¿de cuántos me veo? — Rio, sin esperar algo realmente ofensivo

— En realidad... — Pausó, pensando en si decirlo o no — Pensé que ya tenías treinta. 

— ¡¿Qué?!

— ¡Sí! — Comenzó a reír desenfrenado, no podía creer que ese hombre que apenas y se salvaba de ser considerado pequeño, fuera dos años más joven que él cuando lo veía inclusive más grande. — Pensé que eras mayor. 

— Ah... tal vez la carrera me desgastó. 

— ¿Por qué elegiste medicina?

—... Para salvar vidas. — Dijo despreocupado mientras hacía unas anotaciones en un portapapeles, recibiendo una risa de Tsukasa — ¿Qué?

— Perdón por lo que voy a decir, de nuevo, pero, no te ves del tipo que salva vidas. 

—... ¿Tú qué sabes? ¿Acaso has visto a todos los tipos de doctores?

— No, pero, ¿no estarías entonces en un hospital? ¿Por qué tener este pequeño consultorio?

— ¿Dices que no puedo salvar vidas desde aquí? — Sonrió, apuntándolo con una pluma.

— No precisamente.

—... Bien, sí, no soy doctor por eso, era sólo la carrera mejor renumerada y fácil que encontré, además, tiene mucho campo de investigación. 

— Ah... — Tsukasa recorrió el consultorio con la mirada, encontrando el mismo reloj que siempre había visto: uno que tenía estrellas dibujadas sobre un fondo azul marino. — ¿Y nunca consideraste... algo más?

— ¿Uhm? ¿Cómo qué?

—... ¿Ser otro tipo de investigador? El de las estrellas por ejemplo. — Senku quedó mudo, alzó la mirada rápidamente y la dirigió a él.

—... Sí, de hecho... es lo que quería cuando era niño.

— ¿Y por qué no lo hiciste?

—... ¿Sabes cuántos japoneses han ido a la estación internacional del espacio? Ja... no creí que... valiera la pena. 

— Todo vale la pena, Senku, más si le tienes amor. — El mencionado estaba recargado en su escritorio, observando a su paciente en silencio, sonriendo.

— Sí... tal vez lo haga como mi tercera carrera.

— ¿Estás estudiando otra? — Preguntó entusiasmado

— Sí, ingeniero biomédico, espero ampliar mis oportunidades así. 

— Seguro que podrás. — Comentó, causando una especie de calor entre ambos, era muy cálido estar con alguien como Tsukasa.

— Sí... y tú, podrás seguir peleando, sólo deja que sanen esos dos hematomas y todo saldrá bien, con unos días será suficiente. 

Ishigami se levantó y tomó del hombro a Tsukasa, sonriéndose mutuamente, causando un sonrojo en el boxeador.

— Bien, ya te puedes ir, está todo en orden. — Se dirigía a la puerta cuando, en un tartamudeo, Tsukasa lo llamó — ¿Qué sucede?

— Eh... Yo... Creí que si... — Balbuceaba, recibiendo una mirada confusa del menor. — Si algún día quisieras ir por una bebida, creo que te hace falta.

— Ja, ¿qué carajos quisiste decir con eso?

— Que quiero pasar una noche contigo. — Senku se extrañó ante el comentario, sonrojando sus mejillas, Tsukasa se dio cuenta del error — Eh... ir, quizá, de fiesta, tú sabes. 

— Claro... sí — Desvió la mirada y volvió a su camino, tomando el picaporte en sus manos. — Sería una buena idea. 

Shishio se despidió con un apretón de manos y volvió a despedir a los últimos fans que quedaron esperándolo de la noche.

One-shots | TsukasenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora