PARTE 1 (ÚNICA)

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Para todas aquellas personas que han tenido problemas, que se han sentido solas y están o han pasado por un momento muy difícil tal como en algún momento lo pasé yo, para aquellas personas que sienten que no hay un camino, que desean ser escuchadas, para todos aquellos que buscan la luz y la paz.

DEBAJO DEL ÁRBOL.

Una mañana soleada se vislumbraba desde que abrí mis ojos y pude sentir el primer latido de mi corazón, me alegre muchísimo porque hoy era mi cumpleaños, Salí muy contento de mi cama y me dispuse a hacer mi rutina de la mañana.

Hoy tenía que salir a comprar algunas cosas y sentía que el día no me alcanzaba, salí rápidamente de mi casa y antes de que pudiera decir algo un pensamiento me detuvo. Mi corazón se exaltó me sentí muy triste, no podía entender porque no podía explicar esta sensación.

Puse mi mano en mi pecho y me puse a indagar en mi mente ¿Por qué estoy triste? Es mi cumpleaños me debería sentir bien, pero no me siento como tal mi estado de ánimo no mejora y solo seguí caminando.

Miré el cielo, era un cielo hermoso y azul con nubes blancas y esponjadas, mi mente siguió caminando y empecé a sentirme más triste de lo normal mi corazón se estrujo y a mi mente empezaron a llegar pensamientos malos de todo aquello malo que hice en mi vida.

Mi mente jamás dejo de caminar y nunca llegué a la tienda de pasteles.

¿Por qué me siento así? ¿Por qué me duele tanto esto que estoy sintiendo?

Comencé a llorar y a sentirme más culpable y el cielo bonito y azul se volvió gris y triste. No me sentía merecedor de un amanecer tan bello, soy una mala persona soy lo peor de este mundo.

Llegue a mi casa tratando de ocultar mis lágrimas y la sensación de que mi cuerpo se cae, tenía la respiración agitada y una tristeza tan profunda. Anhelo unas palabras de aliento, mi padre me vio y solo se limitó a reírse de mí.

-¿ya estas llorando otra vez? ¿Y ahora porque? Deberías de dejar ese maldito celular todo el día y hacer algo de provecho, yo estuve peor que tú y no andaba de miedoso.

Me quiebran sus palabras, nunca he recibido un abrazo de él ni un buen día, una palabra de ánimo ni un "muy bien hijo" un paseo en bicicleta, ni una caminata al parque juntos.

Me habría encantado que el fuera el padre que siempre quise, me habría encantado dejar de pensar que siempre merecí esto que me paso y desviar mi vida en un camino de tristeza y oscuridad perpetua, de pensar que no había ya nada que hacer por mi vida.

Pero el peso de mis sentimientos era grande, lo ignoré y me puse a pensar de nuevo en todo lo que me decía pero yo no pienso así, aun hundido en la obscuridad me sentía seguro de mis palabras. Ningún dolor por más pequeño que sea debería ser ignorado.

Ningún grito de auxilio en lágrimas, ningún grito escondido en una sonrisa ocultando un corazón roto debe ser ignorado todos necesitamos ayuda alguna vez y está bien.

Hay una conexión especial entre las personas heridas que nos hace identificarnos, todo aquel que ha experimentado el dolor real jamás seria indiferente a él.

No puedo abrazar a nadie, siento que soy como un cumulo de cristales rotos y afilados que al más mínimo contacto lastimare a los que se acercan a mí.

Quisiera ayuda pero no me siento digno de pedirla, yo soy una mala persona, quizá hasta adicta al dolor, mi constante lista de autocrítica hacia mi persona me hace sentirme miserable todo el tiempo.

El día de mi cumpleaños pasó y no lo disfruté, este nuevo día no lo sentí como el anterior sentía bastante tristeza y no me sentía digno de unos buenos días, busque cosas para animarme pero nada funcionaba.

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