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Nyx era un hermoso caballo blanco puro, como si la nieve hubiera caído por todas partes, pero también tenía fama de ser un caballo salvaje.
No solo tenía una apariencia fascinante, sino que era un caballo blanco que era mucho más inteligente que un caballo común y se decía que era precioso, por lo que el Emperador ordenó que se lo dieran a cualquiera si había un miembro de los Caballeros Imperiales que pudiera domar a esa bestia de la que no se podía disponer imprudentemente.
Sin embargo, nadie estaba dispuesto a dar un paso adelante y se mostró reacio.
En ese momento, hubo alguien que rompió la formación sin dudarlo y dio un paso adelante.
-Si no hay voluntarios, intentaré domar a este caballo.
Era Letissa Guyana, la única mujer Caballero de la familia Imperial y líder adjunta de la División de Caballeros.
***
Un cuerno forjado en forma de campana sobresalía de la frente del hombre blanco que se había transformado en humano antes de darse cuenta.
Nyx se acercó y envolvió la mano de Letissa a su alrededor, colocándola con cuidado en su cuerno. Comparado con la apariencia, se sentía bastante suave al tacto.
Nyx dijo:
-Me gustaste desde el momento en que entraste a la arena. Como puede ver, no soy un caballo blanco ordinario, un Unicornio. Te garantizo que podré satisfacerte, en la primera experiencia.
