Capítulo 1

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-Ya creíamos que no vendrías -dijo su madre con tono de reproche

-Quería correr una última vez por la playa -mintió Matisse

-Oli dolly ven -dijo guiñándole un ojo a su sobrina

-¿Yo puedo ir? -preguntó Carl, su sobrino, con curiosidad

-Lo siento Carl, pero no puedes entrar al baño de las chicas -comentó su tía con un gesto de disculpas-, solo quiero que tu hermana me sujete las cosas mientras voy al baño

Oli fue con su tía sin rechistar

-¿Querías usarme de tapadera para que la abuela no siguiera echándote la bronca por llegar tarde? -dijo su sobrina de once años con una pequeña risita

-Es posible, pero... -Matisse sacó un pequeño paquetito de su bolso-, quería darte esto sin que Carl lo viera

-¿Para mí? -Olive miró a su tía emocionada y sorprendida, le dio un fuerte abrazo y abrió el paquete, cogió de su interior el colgante de Ra-. ¡Te has acordado!

-Pues claro que me ha acordado pequeñaja -Matisse cogió a su sobrina montándola encima del lavabo, para que al estar sentada allí quedara más a su altura-. Sé que no es fácil para ti, todos estamos pendientes de Carl, sé que a veces te has sentido apartada, pero todos te queremos Olive y nos damos cuenta de lo que necesitas, y yo siempre voy a estar pendiente de ti

-Te quiero tia Mat -Olive la abrazó con fuerza

***

-Hey preciosa, ¿qué haces ahí?

Saanvi se giró al reconocer la voz, por un momento creyó que le hablaban a ella, pero al girarse vio como Matisse se acercaba con una gran sonrisa a una mujer esbelta, de larga cabellera rubia y ojos azules, Matisse se rodeó por la espalda el cuello de la mujer y le dio un beso en el cuello. La otra mujer sonrió al verla y le dio un beso en una de sus manos.

Saanvi se fue molesta a la puerta de embarque, no porque se sintiera celosa, nada más lejos de la realidad. Le molestaba que le hubiera mentido, le había dicho que había ido con su familia, pero solo estaba con su novia, pero lo que más le molestaba era que se mostrara tan cariñosa con su novia después de haberle sido infiel la noche anterior. Odiaba a ese tipo de personas, a las que son tan cobardes como para no afrontar sus actos, a los que disfrazaban con mentiras lo que hacían, y por un momento, pensó que quizás no estaba tan enfadada con Matisse por lo que había hecho, sino porque le recordaba a Alex. Le recordaba que se había acostado con otra mujer estando enamorada de Alex, le recordaba que la habían abandonado en un avión, le recordaba las mentiras, las visitas a escondidas y la cobardía de Alex.

***

-¿Has cambiado de avión para que mamá no te esté preguntando durante todo el viaje dónde estuviste anoche?

-¿Y tú para no tener que enfrentarte tan pronto a Jared y su anillo de pedida?

-Touché -dijo Michaela Stone, su hermana, con una sonrisa triste-. ¿Así que pasaste la noche con una chica con dos neuronas?

-No te creas, la chica de anoche no era para nada mi estilo...

-¿Tenía cuatro neuronas? -bromeó Michaela

-Incluso puede que más, es doctora

-¿Sabes que el que lleven un disfraz de porno doctora no las convierte en doctora de verdad?

-Muy graciosa -dijo Matisse dándole un pequeño puñetazo en el hombro a su hermana-. Es en serio, fue un encuentro casual, ni siquiera tenía intención de acostarme con ella, por primera vez había tenido una conversación intelectualmente gratificante y no quería estropearlo

ManifestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora