AZUL: Desert moon

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La luna brilla hermosa sobre el reino de Ágrabah, aquel astro es el único testigo del momento que un par de enamorados comparten sin saberlo.

El príncipe observa con añoranza el cielo, deseando que en cualquier momento aquel ladrón que lo enamoró llegué, alegrando su noche con aquella pícara sonrisa y ojos alegres.

—¿Aún lo esperas? —pregunta Mabel en voz baja

—No, yo solo...—responde Dipper en voz baja —lo prometió.

Su hermana le mira con cierta pena, incluso si había bromeado el día anterior con que aquel ladrón iba a desaparecer de la nada con aquel brazalete dorado que robó a Dipper antes de despedirse, ahora daría lo que fuera con tal de que su hermano menor no esté triste.

Incluso si el chico no lo admite en voz alta, la decepción está en su mirada y, desde donde está, Mabel puede ver cómo algunas lágrimas se acumulan en sus ojos.

—Esta bien. —dice la chica intentando sonar más animada de lo que en realidad está —Solo no esperes demasiado, ¿lo prometes?

—Prometido. —responde Dipper sonriendo un poco de lado

Su vista permanece en el cielo, como si en aquel enorme astro encontrará la respuesta que tanto busca, ¿dónde está Bill? ¿acaso solo se burló de él? No, él sabe que no. Lo supo desde que juntos recorrieron el bazar intentando huir de los guardias, aquella sonrisa llenó su corazón con una confianza que no sabía que podría brindar a alguien más que no fuera su gemela; y entonces, todo se esfumó.

—Supongo que me equivoqué. —dice derrotado el chico

Se sienta al borde la enorme fuente que hay tras él, su mirada se pierde en el movimiento suave del agua en su interior. Pasando con suavidad sus dedos por el líquido, el frío le invade mientras unas sonrisa triste se forma en sus labios.

—¿Dónde estás, Bill?

Mientras el joven príncipe se pierde en sus pensamientos, el ladrón de dorados cabellos es arrojado al suelo con brusquedad por el guardia.

Mira con molestia a su captor, un hombre alto y de cabellos canosos. El chico reconoce de inmediato al hombre de seis dedos; incluso sintiendo el dolor en su mejilla que golpeó contra el suelo al caer, sonríe con cierta burla esperando salir rápido de la situación.

"Por favor, Pino, espera un poco más" es lo único en lo que puede pensar mientras el silencio e incertidumbre le envuelve.

—¿Tú otra vez? —dice intentando sonar relajado —Esto podría considerarse acoso.

El adulto bufa mientras echa hacia atrás su capa, su dura mirada nunca abandona al joven en el suelo. Un bastón de oro en sus manos golpea el suelo, haciendo que Bill se sobresalte ligeramente.

—No creo que estés en posición de hablar, Cipher. —la voz de Stanford resuena con fuerza —Sobre todo ya que has tenido la osadía de robar a uno de los herederos del reino.

Bill está apunto de defenderse y, con molestia, empieza a ponerse de pie, siendo derribado con fuerza por un golpe del bastón del hombre.

—Lo vi todo, niño, —dice aburrido el hombre —aun así, no estoy aquí por algo tan insignificante como un brazalete.

—¿Entonces qué quieres? —pregunta con brusquedad Bill recuperando el aliento —Tu sobrino está esperándome, así que si no te importa tengo que irme ya.

Ford suelta una carcajada que logra estremecer al chico, quien le mira con algo de temor desde el suelo.

—Si no te conociera pensaría que en serio te importa mi sobrino. —responde burlón el hombre —Adoro a los gemelos, pero lo que tengo para ofrecerte vale incluso más que este reino.

¿Cuál es el color del amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora