Prólogo.

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La canción sonaba, sus voces se combinan en una sola, sus miradas no se pierden, cada toque quema, alienta a más.

La tensión es mucha, y realmente deseaban que solo ellos la sintieran.

Ritmo y Decepción de Miranda sonaba.

— Si nada sucede, voy a despedirme y no me verás jamás. — Cantó la chica mientras su mano derecha tapaba sus ojos, estaba en frente de él, sus compañeros estaban detrás haciendo el coro mientras seguían la coreografía asignada para ellos.

Volvió su cuerpo hacía el público. El cual no podía ver, las luces le daban muy fuerte, pero podía escuchar como aplaudían al ritmo.

Sus ágiles piernas danzaron hasta que sintió como esas manos, que hace unos días la habían tomado en un escenario muy explícito, ahora la tomaban con delicadeza para que su cuerpo se apoyara en el pecho de él.

Su profesor.

Su amante.

Su pecado.

Volteó su cabeza, lo veía desde su perfil.

— Y nadie lo recordará — Canto ese chico, mientras la miraba. Se separó y miro al frente, pero no lo pudo evitar, su mirada lo buscó, y lo encontró.

— Baila con ritmo — Soltó él. — Y decepción — Completó la pelirroja.

Se acercaron, pecho con pecho.

— Baila con ritmo —. — Y decepción —

La primera canción acabó, el público estalló, aplausos, silbidos y gritos eufóricos.

Las regionales comenzaron bien.

Oh... Eso aparentaba.














HISTORIA COMPLETAMENTE MIAAAAAA MIAAAAAAA

Ritmo y decepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora