Capítulo 1: This is only and less than the beginning

2 0 0
                                    

Gustabo

Cuando conocí por primera vez a la mujer que podía ver a lo lejos sentada en un columpio, creí que debía de ser una persona ordinaria. Una muchacha de 17 años soñadora. En mí ahora y hace unos años solo queda el miedo y asombro más grande que siento por ella. A pesar de su presencia, no me impedía seguir tocando con vehemencia. Tranquilo, movía los dedos de mi mano derecha, haciendo sonar mi guitarra y cantando pequeñas canciones que en su momento había compuesto. Me miraba, quería considerar que en su interior, en lo más profundo de aquello que sí se podía considerar un corazón humano, sentía gusto hacia mi música. Los niños y jóvenes adolescentes me grababan fijamente. Seguramente para subirlas a sus historias etiquetando me como siempre. Me detuve, llevaba una hora tocando, y la presencia de aquella mujer me hacía replantearme si era bueno seguir y hacerla esperar o debía enfrentar a mi destino. Permití que durante unos minutos mientras recogía me hicieran fotos y me ofrecieran firmar autógrafos. Recogí todo, me despedí y fui hacia ella quien me recibió con una amplia sonrisa. O eso podía deducir de sus mofletes marcados en la mascarilla, que siempre solía usar. Abrí mis brazos estimando un abrazo y ella aceptó, sin muchas complicaciones como solía pasar en varias ocasiones.

— Perdona la tardanza, ya sabes mis fans. — Me excusé.

— No te disculpes, te comprendo. — Noto que sonríe otra vez, le gustaba sonreír.

—¿Me acompañas? Me siento algo agobiada aquí. — Ella era una mujer que gustaba de ser discreta, de sentirse una más con los habitantes de esta ciudad.

— Adelante, guíame. — Parecía tranquila, más amena y agradable a lo normal. — Te veo más normal. ¿Has dormido hoy tus 8 horas? ¿Qué calmante te has atrevido a probar?

Florecita alargó una suave risa dulce, y negó con la cabeza, agitándose levemente. Se permitió unos segundos a acomodarse su pequeña mochila que raramente usaba por el tamaño. Me miró, levantando su cabeza.

— No creo, será que me desperté como una flor de olivo. No siempre me verás como una ortiga. — Hablaba siempre y que podía con metáforas, cosa que complicaba el entendimiento hacia gente de mente informal. Básicamente yo mismo.

— No entiendo de flores, nunca he visto un olivo. — Un hecho triste pero real.

— Entiendo tu desinterés. Un día te llevaré de excursión a ver de donde provienen las aceitunas y el aceite.

— No me quejo, sería una bonita cita entre amigos.

— ¿Entre amigos? — Soltó una pequeña carcajada. — ¿A cuánto apuestas a que todos los del plato no lo conocen?

— ¿Vas a obligar a todos los del plato a ir al campo? ¿No aprendiste de la última vez?

Negó con la cabeza y metí mis manos en mis bolsillos, tratando de aguantar la risa. Podríamos decir que los compañeros para la compañía con la cual trabajo no soportan el campo. Mejor dicho la mayoría de los integrantes. Siempre existen raras excepciones. Ella buscó sus llaves y abrió la puerta del edificio para luego entrar ambos.

— A Nora le gusta, siempre me lleva a comprar con ella queso y leche. — Subió las escaleras, vivía en un entresuelo. — Recuerdo que una vez me llevo a una bodega de vino. Aprendí tanto, gracias a eso sé diferenciar los diferentes grados de fermentación con solo un olor y un sorbo.

— Hace falta que te recuerde que esa niña no está del todo bien mentalmente.

— A tu parecer, ella es tan normal como tú. Que tenga una actitud manipulable, sea horny y que además viva la vida con una simpleza sorprendente no significa que sea menos común. — Llegó a su puerta y abrió las dos cerraduras que aseguraban su apartamento.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 20, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Your Dreams EntertainmentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora