Capítulo 4.

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¡Cielos! Este libro es genial. Los pasos que la protagonista toma son muy realistas y el suspenso te envuelve a cada minuto.

Maldito Hyden.

Bendita Novela Negra ¿dónde habías estado toda mi vida?

Siempre he tenido conocimiento de que ningún género literario es peor que otro, todos tienen características diferentes que te atraen y te atrapan. Sin embargo, lo admito, soy team Romance hasta la muerte. Aunque leo de todo.

Es sábado, día de trabajar. Así que me encuentro entrando por la puerta de la cafetería donde trabajo los fines de semana con una particular cara de amargura, quería quedarme y seguir leyendo.

Pero no, los libros no se pagan solos mi ciela.

Saludo a Caroline, mi colega y amiga que, al contrario de mí, tiene una sonrisa animada en el rostro. Eso es característico en la pelirroja, siempre alegre.

—¿Qué hay, Annie?—me llama Annie de cariño, a pesar de que no me gusta, parece un nombre de niña pequeña.

—Nada del otro mundo, aparte de las ganas de tirarme de un puente, claro—sí, así es mi humor por las mañanas. Ella suelta una carcajada al oír el comentario.

—Anda, ayúdame a acomodar las sillas que ya pronto abrimos.

Pronto empezaron a llegar los clientes, Carol y yo atendemos las mesas.

La verdad, la mayoría de los clientes esperan que sea ella quien los atienda y no yo. A lo mejor puede ser por mi cara de culo, pero también es probable que noten a distancia mi irremediable capacidad de joder las cosas.

No los jusgo, incluso yo me caigo mal a veces.

Mientras una señora me pone mala cara porque no tenemos agua gaseada, siento el timbre de la campana en la entrada que indica la llegada de nuevas personas en el local y miro de soslayo quién ha sido, o quiénes.

Allí estaban los tres personajes: Hyden-con el atuendo tan oscuro como de costumbre-, su amigo Arzhel y su gemela, ¿se llamaba... April, no? Ocupan una mesa juntos. Eso de alguna manera empeora mi humor.

—...falta de respeto—la voz de la señora me hace dar un respingo y volver a prestarle atención, me dedica una mirada de desprecio.

—Pero si solo es agua, ¿no puede beber agua normal?

Mis palabras solo empeoraron las cosas, la mujer estaba a punto de gritarme maldiciones. Por suerte Caroline se acercó e intentó calmarla, yo eché otra ojeada al causante de mi mal humor. Pasó lo que siempre pasa entre nosotros cuando estamos cerca, nos miramos a los ojos y ninguno apartó la mirada.

—...¿podría perdonar a mi compañera?—esta vez fue la voz de la pelirroja quien me hizo quitar la vista de aquel sitio.

La clienta le dio dos palmaditas en el brazo, sonriente; a mí, por otra parte, me asesinó con los ojos.

—Así deberían ser todos los empleados, no como otras personas irresponsables—puso énfasis en "otras" al mismo tiempo que me observaba de arriba a abajo, buscando más imperfecciones de las que ya yo tenía—.

Váyase a joder con su agua a otro lado, señora.

Al menos Carol consiguió alegrarla para que me dejara en paz, seguí atendiendo las demás mesas.

—Annie, ¿por qué no vas a la mesa de allí?—propuso la chica señalando la ubicación.

Oh, no, no. Es aquel sitio. Es donde están las tres personas que menos quiero ver, es decir, la persona que menos quiero ver. Con los otros dos no tengo problema.

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2023 ⏰

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