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El movimiento impecable de sus caderas mantenía a todos atentos, con los pensamientos más sucios abundando su mente, se negaban a perderse siquiera un segundo de aquel baile pecaminoso que ese hombre les brindaba. Sus labios húmedos de tanto pasar su lengua por ellos, y las hebras de su cabello oscuro pegadas a su rostro debido a su sudor, su desnudez tan provocativa, un perfecto y marcado abdomen que se antojaba a cualquiera que lo viera, esa combinación de maravillosas virtudes hacían de Jeon Jungkook, el centro de atención.

Nada nuevo, en realidad.

─Te lo agradezco, cariño. ─dijo con encanto y le regaló una sonrisa al omega más cercano a sí mismo, un cliente que nunca se perdía de ninguno de sus shows, y siempre le premiaba con una importante suma de dinero, algo que agradecia con halagos y sonrisas que en realidad ocultaban todo. ─ Lo usaré bien ─guiñó un ojo y sacudió el dinero que sostenía en sus manos, convenciendo finalmente al otro de que haber gastado todos sus ahorros en él, había valido totalmente la pena.

Su magnífico show se dio por finalizado, Jungkook se despidió de sus espectadores quienes suspiraban enamorados y le seguían con la mirada hasta que se perdió de ellos. Apenas se encontró detrás del escenario, inhaló y estiró un poco sus extremidades, se rebusco y consiguió una toalla con la cual secó su sudor. Ser el favorito tenía sus pros y sus contras, le gustaba ser alabado pero siempre lo requerían, por lo cual tenía mucho más trabajo.

─Luciéndote igual que siempre, Jeon ─comentó Park Jimin, el segundo más popular entre los strippers de 'Douce attraction', llamándolo por el nombre característico con el que se referían los clientes del bar a Jungkook. ─Estuve apunto de caer por ti también. ─bromeó sacándole una risa, su relación amistosa con Jimin era la mejor, sin rencores ni envidia.

─Idiota ─viró los ojos y recogió su botella de agua que se hallaba en el piso, necesitaba calmar su sed, tanto baile lo había dejado agotado. Aquellos que pensaban que ser stripper era sólo moverse sensualmente y mostrar piel, estaban equivocados, para él era un arte que pocos reconocían, y una pasión. ─¿Has visto a Yoongi?

─Sí, hace un rato lo vi cerca de la barra, ¿Por qué?

─Ah... Nada, sólo quiero discutir algunas cosas con él ─ respondió para luego beber un sorbo más de su agua templada. Yoongi era su jefe, un bonito omega de piel pálida, responsable, y perfeccionista. Los asuntos que quería tratar con él eran muy obvios; dinero y una que otra queja respecto a algunos clientes, algo típico por esos lados. ─¿Ahora sales tú? ─preguntó viendo curioso a Jimin, quien mantenía una mirada llena de emoción en su rostro.

─Sí, deseame suerte, tal vez no soy un prodigio como tú, pero no me quedo atrás, cuida tu espalda ─sonrió optimista y lo despidió con sus manos. ─Nos vemos luego, Jungkook.

─Buena suerte... ─musitó una vez el castaño ya había desaparecido de su campo de visión.

Estuvo sentado durante un rato, con los ojos cerrados y en total paz, definitivamente necesitaba unas vacaciones, amaba su trabajo y ganaba bien, pero su salud iba primero. Tal vez hablaría de eso también con Yoongi. Con esa idea se levantó de su asiento y se dirigió a la barra de licores como Jimin se lo había dicho.


[...]


El lugar se encontraba repleto, dificultando su búsqueda considerablemente, fue complicado lograr llegar ileso hasta la barra de licores pero él era Jeon Jungkook, así que arriesgando su vida en el proceso, atravesó aquella acumulación de personas y llegó perfectamente. Algo que lamentó una vez se encontró ahí.

Douce attraction ✧ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora