-VIDA REAL Y MENSAJES

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Willow acomodó su cabeza en la almohada, dejando escapar un suave suspiro de satisfacción.

Algo le rozó el pelo con suavidad y la almohada se movió debajo de ella. Abriendo los ojos con confusión, el estado de alerta inundándola después de la noche anterior, su cuerpo se tensó.

Con la respiración acelerada, movió la cabeza hacia arriba y se impulsó hasta quedar sentada.

"Oye", una voz suave la sacó de su ensimismamiento y respiró temblorosamente.

"Oh", dijo en voz baja, sus ojos se encontraron con los de Pedro. "Lo lamento."

"No, no te disculpes, no hagas eso. No hiciste nada malo".

"¿Te quedaste aquí anoche?"

Pedro se puso rígido, asintiendo con la cabeza. "Sí. No me soltaste y lloraste hasta que me quedé. Por supuesto que lo hice. No iba a dejar que te quedaras sola".

"Oh." Willow miró hacia otro lado entonces, un incómodo silencio creció entre ellos. "Gracias."

Willow quería llorar. Nunca antes habían estado tan callados, tan quietos en sus palabras. Nunca hubo una pausa en su conversación, siempre... hicieron clic.

Y ahora...

"Debería irme."

Willow asintió, mordiéndose el labio para contener las lágrimas. "Claro", estuvo de acuerdo ella, obligándose a mirarlo pero encontrándose incapaz.

"Está bien. Por favor, llámame si necesitas algo. Rob está abajo y Frankie está... en algún lugar, aunque no lo sé exactamente".

Willow asintió, sintiendo el peso de la cama aligerarse mientras se levantaba, caminando hacia la puerta.

"Pedro," dijo débilmente. "Gracias, en serio. Yo no sé lo que hubiera-"

Pedro se dio la vuelta, apoyándose contra la puerta, con una pequeña y amable sonrisa en su rostro. "Willow, no tienes que agradecerme. Como dije, siempre estaré aquí. Estoy feliz de que me hayas llamado".

El silencio volvió a caer entre ellos.

Pedro abrió la boca para decir algo más, pero la cerró, sacudiendo un poco la cabeza. Él golpeó la puerta dos veces con el puño, sonriéndole tristemente de nuevo antes de irse.

Willow observó la entrada después de que él se fue, parte de ella deseando que él se diera la vuelta y la atrajera de nuevo a sus brazos. Quería que besara sus lágrimas, que ahora corrían por sus mejillas antes de que pudiera detenerlas, y que la abrazara.

Pero la otra parte de ella estaba increíblemente aliviada de que se hubiera ido. No quería que él la viera así, en su peor momento. No cuando nunca la había visto en su mejor momento.

No quería hacerlo correr con miedo o disgusto, quería que él la amara.

Willow se puso de pie rápidamente, mirando alrededor en las esquinas de la habitación, sintiendo que su respiración se aceleraba cuando otra pregunta cruzó por su mente.

¿Y si el hombre la hubiera seguido? ¿O vio a Pedro recogerla? ¿Y si intentara algo de nuevo?

Una sensación de hundimiento se instaló en su estómago y miró a su alrededor rápidamente, con los ojos muy abiertos por el miedo. Ella no quería que él la atrapara de nuevo. No quería que él la obligara a hacer nada de nuevo, o algo peor.

"Oh, Dios", gritó, envolviendo sus brazos alrededor de sí misma. "Oh dios. Él va a... oh dios".

Willow no podía recuperar el aliento. No podía dejar de llorar. Su corazón se sentía como si fuera a salirse de su pecho de tanto latir.

INVISIBLE STRING ― Pedro PascalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora