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⋆⊱𝑠𝑜, 𝑤𝘩𝑎𝑡 𝑦𝑜𝑢 𝑑𝑜𝑖𝑛𝑔 𝑡𝑜𝑛𝑖𝑔𝘩𝑡? 𝑏𝑒𝑡𝑡𝑒𝑟 𝑠𝑎𝑦; "𝑑𝑜𝑖𝑛' 𝑦𝑜𝑢 𝑟𝑖𝑔𝘩𝑡⊰⋆

Tiempo después del suceso empezó a prestarle más atención a sus detalles y concluyó en que; definitivamente, era gay.

Fue así que dejó a las chicas para comenzar a experimentar con chicos y poder confirmarlo y... sí, sí, confirmadísimo. Aunque, bueno, cada conquista que buscaba tenía cierto parecido a su amigo.

Entonces supo que tenía que hacerlo, se le confesaría. ¿Acaso se molestará si se le confiesa? Nah, y si algo sale mal, le dirá que era una broma.

Sacude su cabeza para alejar sus pensamientos al observar a su mayor, quien está tranquilamente en el sillón individual diagonal al suyo, mientras come una banana y su vista está posada en el celular. Afortunadamente para Yeosang, porque si no, ya hubiera notado sus ojos hambrientos dirigidos a él.

Si el pelinegro come la banana así, no se imagina cómo comerá su...

—Jongho, —llama, a lo que el susodicho murmura un "¿mmm?" señal de que lo está escuchando— ¿Alguna vez te preguntaste por qué mi orientación sexual cambió tan abruptamente? —suelta con parsimonia. El otro lo mira alzando sus cejas y traga el alimento en su boca para hablar.

—Nop. —responde sonando desinteresado. Se miran fijamente.

Vamos Yeosang, no decaigas. Tú puedes.

—¿Te molesta que sea gay?  —cuestiona inclinando su cabeza un poco.

—Para nada, Yeosanggie —sonríe y derrite el corazón del rubio. 

Y ahí estaba otra razón de por qué le atraía Jongho. Desde que le contó, él simplemente lo aceptó y no hizo un mal comentario al respecto. Jonghie era un ángel, porque a pesar de que en Corea la mayoría de las personas son cerradas de mente, éste era lo opuesto, aceptaba y quería a todos por igual.

Sonrió de lado ante esto.
—¿No tienes curiosidad de saber la razón? —insistió ansioso, quería que estuviera interesado y en el punto justo, le soltaría la bomba.

—Bien, ¿a qué quieres llegar? —dejó lo que tenía en sus manos sobre la mesita frente a ellos y las juntó apoyando sus brazos en sus rodillas, acercándose más al menor. Su ceño ahora fruncido haciendo que Kang tragara saliva nervioso.

—¿Quieres saberla o no? —preguntó con el mismo gesto de su mayor, intentando lucir seguro aunque su voz haya sonado más como un susurro tembloroso.

—Sí, cuéntamela, si es que insistes —se mofó juguetón Jongho. Yeosang soltó una risita bajando la mirada e inspirando aire.

—Tú eres la razón, Jongho. —volvió a ver la reacción del azabache—. Después de que fui a tu apartamento el día en el que te paseabas sólo en boxer, no pude evitar mirarte de más y-... —se cortó, sintió que si seguía incomodaría más al otro. Y quizá lo hizo porque su amigo sólo se le quedó viendo en silencio, serio y analizándolo, poniendo más nervioso al chico—. Lo sien-... —Choi lo interrumpe.

—¿Qué quieres que haga con esa información, Yeo? —pregunta toqueteando con la punta de su lengua su piercing. Su sonrisa ladina vuelve a su rostro mientras se echa contra el respaldo del sillón, de manera despreocupada y divertida. Sus ojos muestran un brillo... ¿lujurioso? Dejando ver una imagen realmente caliente.

¡No hagas eso, Choi Jongho! ¿Estás consciente de que podrías matar a alguien cuando sacas tu lado sexy?

Yeosang inhala y exhala aire, más tranquilo y sin evitar recorrer el cuerpo del pelinegro, ¿será esta su oportunidad?

  ⋆⊱Los amigos no son comida⊰⋆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora