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2565 Palabras

Créditos a Azulsa1 Se le ama mi estimad@ ❤

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Capítulo I
" El Inicio Del Desarrollo "

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En la Villa Foosha, se encontraba la mujer en líder de los bandidos de la montaña, bebiendo con rabia por las bromas y peleas que lleva el Portgas con ella.

- Ese mocoso tch... - bebió la mujer un trago de licor - ¡tenía que salir igual de molesto que su maldito padre! - se quejó nuevamente la mujer dando un fuerte golpe a la barra - ¡Arghh! ¡Ese Roger es un fastidio y Ace sigue su estupido juego tsk! - Renegó sin saber que unos marines le escuchaban.

- ¿Dijo Roger? - preguntó en un susurro el marino al otro.

- Hay muchos hombres con el nombre de Roger, nada indica que sea Gold Roger de quien habla esa mujer - respondió sin importancia bebiendo de su tarro.

- ¡Maldito Pirata de mierda! - Exclamó la mujer dando otro fuerte golpe a la barra antes de salir de aquel bar, los marinea se miraron mutuamente y se decidieron de seguir a aquella mujer.

Tras varios minutos llegaron a una guarida en la que entró aquella Lider de bandidos, se quedaron detrás de unos árboles; Vieron a lo lejos a dos niños morenos y uno rubio todos vestidos de maneras distintivas.

- ¡Luffy Detente! - Exclamó el que llevaba sombrero de copa quien junto al de pecas corría tras de el más pequeño.

- ¡Shishishi! ¡Nunca me atraparan! - Exclamó el chiquillo sacándoles la lengua.

- ¡Luffy! - gritó el pecoso al ver como el mencionado chocaba con los marinos.

- ¡Ouch...! ¿eh? - El niño miró hacía arriba notando la presencia de los hombres - ¡Ahhhh son de la Marina!

- ¡Eso es obvio! - le regaño el mayor de los chiquillos y le apartó de aquellos sujetos

- ¿qué hace aquí la Marina? - preguntó Ace a sus hermanos.

- ¡Y yo que sé! - dijeron Sabo y Luffy al unísono sacandole una vena en la frente al Portgas.

- Oh, solo estamos de paso - respondió al pecoso quien le vio con los ojos chicos - Tengan cuidado niños.

Finalizaron antes de marcharse, se perdieron de la vista de los chicos y nuevamente se escondieron en los árboles; observando a los tres niños.
Pasaron seis horas de espera, el anochecer había llegado, solo dos de los chiquillos estaban despiertos y mientras los demás dormían estos hablaban fuera de casa.

Y tras toda la tarde, los marinos escucharon lo que tanto esperaban...

- Oe Ace, ¿realmente estás
bien? - preguntó el rubio sin mirar al pecoso - digo ¿tú eres feliz? - volvió a preguntar, está vez mirando al Portgas.

- Claro que lo soy, ¿a qué viene la pregunta Sabo? - encaró fatigado el chico.

- Ya sabes... - hizo una leve pausa apartando la vista del moreno - Con lo de tu padre...

El Sol y El FenixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora