Una Bala Entre Las Dalias.

EL COMIENZO DE TODO

Estoy solo en esta habitación oscura y fría con un álbum en mi regazo, pensando en los cinco años que fui feliz con mi madre a mi lado, sabiendo que no la voy a volver a ver jamás, todo gracias al puto egoísmo de mi padre, de su obsesión con la mafia, de no darse cuenta de que su hijo está sufriendo.

Al pensar en esto de repente noto que caen unas lágrimas por mi mejilla y me doy cuenta de que estoy llorando. Mientras me desahogo y me inundó en mi soledad escucho unos golpes en la puerta, eso me hace pegar un brinco del susto. Al darme cuenta de que siguen cayendo lagrimas por mis ojos me las seco rápido y me dirijo a la puerta, al ir hacia la puerta me quedé pensando en qué planes tenía mi padre para mi. Después de estar pensativo por unos segundos decidí abrir la puerta involuntariamente.

Cuando la abrí me sentí mucho más alivio, era Harry el chófer de mi padre, cuando se dio cuenta de que tenia los ojos hinchados me pregunto:
- ¿Has estado llorando? Dijo con su tono frío de siempre.
- no, por qué estaría llorando. -le respondo como si estuviera loco.
El solo se dedica a examinarme de arriba abajo y a hacer gestos raros con la cara. Cuando ya termino de hacer lo que estaba haciendo se giro hacia mi y me miro de reojo con una mirada que indicaba que me dejara de tonterías. Yo me dedico a míralo mal y a poner los ojos en blanco.

Llegamos al despacho de mi padre y al abrir la puerta lo vi firmando unos papeles que parecía guardar rápidamente , eso me inquieto ya qué siempre que voy a su despacho es para hablar sobre papeleo o firmas.

Después de dejar de darle vueltas al asunto, entre, estaba nervioso y con miedo.Me senté en frente de él y lo mire de reojo por un segundo, notaba que estaba nervioso y eso me sorprendía, por qué nunca me había mostrado esas facetas suyas y eso creo que me asustaba más.

Me aclaro la garganta para que se de cuenta de que estoy delante suyo y para que vaya al grano. Me miro de reojo inquietante y se tocó la cara nervioso.