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Ya habían pasado 2 meses. Entre semana había clases, la mayoría eran aburridas. Pero a todos les interesaba cuando salían a los campos a entrenar su quirk o resistencia física.
La mejor parte del día era cuando salían de todos esos libros de estudio y podían ir a sus casas. Aunque algunos iban por otro camino y se despejaban un poco.
Habían pasado por una cafetería y pidieron lo que querían para salir por la campa. Así hablarían de cualquier cosa, se quedarían de la exigencia y harían planes para quedar.
Bakugo no hablaba, Hana pocas veces ya que tenía que escribirlo o Kirishima le traducía. Denki y Sero estaban todo el rato bromeando y Mina solo se reía de todo.
La castaña notaba como su amigo miraba a Ashido. Así que aflojó su paso y quedó atrás para que pudieran hablar, a los pocos segundos ya estaban conversando.
— Creí que era el único que lo notaba, son idiotas - oyó la voz del rubio y se giró a verle que iba unos metros atrás.
Se quedó quieta hasta estar a su lado, no hacía falta hablar con él, por qué no hablaba. Hana solo sonrió, adoraba ver a su amigo enamorado pero era muy desesperante ver cómo no hacía nada.
Debería de decirla algo, se conocen desde hace años.
Se lo enseño al rubio y este asintió obvió.
— Son extras - mencionó subiendo los hombros y se dio la vuelta, para irse.
La castaña se quedó parada, los demás seguían caminando hacia arriba de la colina donde pensaban sentarse al lado del árbol a la sombra. Miro a ver si se daban cuánta pero estaban a la suyo así que corrió a donde Bakugo y le paro.
— ¿Por qué te vas? - le pregunto y el puso cara de confusión.
Ella suspiró y saco el móvil.
¿Por qué te vas?
— Tengo que estudiar y entrenar - ella frunció el ceño, aún quedaba mucho día.
Es muy pronto
— Me voy a dormir muy pronto - explicó - y segura que la bruja me está esperando - miro en un momento a los demás, estaban lejos - diles a los idiotas que me he tenido que ir - asintió - no vuelvas sola a casa.
Le advirtió antes de irse. Hana al perderle de vista fue corriendo con el resto. Kirishima se dio al vuelta y la vio solo a ella, Bakugo ya no estaba.
— ¿Donde está el rubio?
— Se tenía que ir a casa - explicó y siguieron con su camino.
