Hasta Mañana...

Necesidad

Yoongi vagamente creyó que su fin de semana sería tranquilo, que simplemente le haría compañía a Jimin hasta que Namjoon y SeokJin terminaran sus necesidades, que tonto fue. Despertó varias veces por la noche, con una sensación de preocupación que no le gustó sentir, dio vueltas por la sala para ordenar sus pensamientos, incluso pensó en bañarse con agua caliente para relajar su cuerpo, pero nada funcionó. Algo en su mente estaba revoloteándose, haciendole sentir extraño.

- Jimin... - Fue lo único que logró pensar, acercándose asustado a su habitación.

Solo vas a ver si está bien, si su fiebre bajó y si se siente mejor. No eres un acosador ni un pervertido Min Yoongi.

Se repetía aquello, debatiéndose mentalmente si era buena idea o no abrir la puerta. Un quejido de dolor se escuchó del otro lado, y fue más que suficiente para querer romper la puerta. La preocupación de que algo malo le estuviera pasando, o si sus malestares habían empeorado, era más grande que su sentido de la razón. El lugar olía tan dulce y adictivo, como uno de esos postres que venden en las ferias, mezclado con su propio olor fuerte era la combinación perfecta para la perdición. Oh que equivocado estaba, nada era lo que estaba pensando. Su pesadilla se estaba haciendo realidad. Jimin estaba recostado sobre su cama, con una playera que él mismo le había prestado para que durmiera más cómodo, su cuello se veía tan bonito, con una ligera capa de sudor que le daba una vista brillosa. Al parecer los pantalones de pijama le estorban, pues ya no trae los que usó hace unas horas en la sala para ver una película. Casi le da un paro cuando notó el pequeño nido sobre su cama, con... ¿Esa es su ropa? Oh por dios, si era su ropa. Los suéteres que más suele usar, y en los que su olor se había impregnado aún más, estaban sobre su cama, rodeando al cachorro que seguía retorciéndose de dolor y desesperación. Se acerco asustado, y retrocedió un paso más cuando el olor dulce le golpeó en la nariz.

El dulce olorcito de galletas y vainilla abrazó su cuerpo de una manera estremecedora.

Oh por dios.

Corrió al baño desesperado, abriendo la llave de la regadera, y dejando que el agua helada haga acto de presencia.

- Minnie, perdón. - Susurró Yoongi, quitándole su camisa de pijama y dejándolo únicamente en ropa interior. El agua helada lo hizo chillar, pero una vez que el calor de su cuerpo se fue controlando se sintió mucho mejor.

- Estoy asustado. - Jimin no sabía que pensar, o peor aún, no sabía que le estaba pasando, su cuerpo dolía, su estómago se sentía raro y el olor fuerte de Yoongi no lo dejaba pensar bien del todo. Yoongi no le dijo nada, lo dejó un rato bajo el agua helada y regreso a la habitación en busca de ropa limpia para que el cachorro usara.

- Okay.. uhm, minnie. Tú... estas uh, bueno. Creo que ya no eres un cachorro. - Los ojitos de Jimin lo miraron con un brillo peculiar que le hizo sentir intimidado, una pequeña lucha interna entre su lado omega y el humano.

Jimin no respondió nada, simplemente dejó que el agua cayera un poco más sobre su cuerpo. Estaba tan aturdido, tan confundido y desesperado. No se supone que se presentaría así, menos en la casa de un casi desconocido. ¿Cómo debería sentirse? No hay respuesta, su mente está en blanco y solo quiere regresar a la cama y hundirse un poquito más en la ropa con el olor de Yoongi. Apenas y es consciente de lo que está pensando, que cierra la llave del agua y se cubre con una toalla, además de quitar su ropa interior mojada, y regresa a la habitación donde Yoongi ha puesto un cambio de ropa en la silla del escritorio.

- ¡Avísame cuando te cambies! - Grita Yoongi del otro lado de la puerta, esperándole sentado en el piso.

Unos minutos después Jimin abre la puerta, haciéndose a un lado para que Yoongi se adentre a su habitación y le haga compañía. Trae entre sus manos una taza de algún liquido humeante que desprende un olor cálido. - Leí que es malo darte supresores cuando te estás presentando, te traje un té.