Choco, sirvo, pincho y te odio - Kookjinkook-

Capítulo 1: Odio tus pases y odio tus agallas

"Jungkook," dice Taehyung, pareciendo exasperado. "Todo va a salir bien". Jungkook quiere pisar fuerte como un niño y hacer pucheros hasta que algo cambie en esta situación.

"No lo entiendes", dice por quinta vez desde que empezaron esta conversación. Se suponía que no iban a jugar contra los RJ Eagles esta noche. Se suponía que iba a ser la semana que viene, pero el equipo contra el que jugaban fue descalificado por algún escándalo en el que se metieron su entrenador y su capitán, así que ahora jugaban contra el equipo de Kim Seokjin sin poder hacer un entrenamiento extra antes. A Jungkook le hervía la sangre.

"Tienes razón", dice Taehyung, y le da una ligera palmada en el hombro. "No la tengo. Siempre estás deseando jugar contra ellos. Te encanta hacer enfadar a Seokjin hyung". Jungkook siente que los ojos se le ponen en blanco.

"No le llames así, no es tu amigo", dice

Taehyung se burla.

"Podría serlo. Es simpático, no sé por qué lo odias tanto", dice y Jungkook vuelve a tener ganas de lloriquear. ¿Por qué odia a Seokjin? Pregunta tonta. Es fácilmente el mejor jugador de voleibol de todo Soul, capitán del equipo invicto, por no mencionar que es encantador, y pretende ser el ser humano más amable que existe -siempre asegurándose de que sus jugadores están bien y siempre saludando al personal y dándoles las gracias por organizar los partidos- y todo el mundo le quiere y es exasperantemente guapo. Demasiado guapo. Jungkook lo odia con cada fibra de su ser.

"Sí, da igual, voy a calentar", dice, dejando a Taehyung en los vestuarios. Respira hondo cuando sale a la pista y empieza a trotar despacio, sólo para entrar un poco en calor antes de estirar. Se siente mejor con cada vuelta que completa, su mente entra en los auriculares del partido, se concentra en sus técnicas, en cómo siente los hombros y los brazos. Practica mentalmente cómo recibir el balón, cómo pasarlo, cómo marcar puntos. Empieza a estirar las piernas, la espalda y los brazos. Ya está terminando de estirar los hombros cuando lo ve salir de los vestuarios.

Kim Seokjin, con el uniforme rojo y rosa de su equipo -una combinación horrible si le preguntas a él-, se dirige hacia su equipo y los reúne en un círculo para decirles algo que Jungkook está demasiado lejos para entender. No es que le importe, de todos modos. Probablemente sea alguna mierda sabia como que deberían divertirse en vez de centrarse en ganar porque sabe que van a ganar de todas formas. Bueno, no. Hoy no. No bajo la mirada de Jungkook.

Puede sentir cómo se le retuerce el estómago al pensar en tener que estrechar la mano de Seokjin después del partido. Quiere poder mirarle a la cara, decirle con los ojos lo mucho mejor que es, cómo ganó limpiamente al equipo más grande del Seul en las semifinales del campeonato regional. Quiere ganar, y normalmente, lo que Jungkook quiere, Jungkook lo consigue, excepto-

Esta vez no. El último partido no va bien para el equipo de Jungkook. Seokjin parece estar en llamas, sus remates son demasiado rápidos e impredecibles para que Yugyeom, que juega en el centro delantero en el equipo de Jungkook pueda detenerlo.

Parece concentrado, despreocupado de todo lo que no sea el balón, implacable en su insistencia por anotar punto tras punto. El partido termina en un espeluznante 26-18, y Jungkook está seguro de que ver rojo como lo está ahora mismo no puede ser saludable. Toma un sorbo de su agua, secándose el sudor de la frente, y siente que se le revuelve el estómago cuando ve que los jugadores están haciendo cola para darse la mano.

Jungkook es el capitán más joven de su equipo, con sólo 20 años, y siente cómo la decepción se instala en lo más profundo de su pecho mientras mira obsesivamente el marcador, haciendo todo lo posible por hacerse invisible para que su equipo no le llame. Obviamente, no funciona. Se dirige hacia ellos, cada vez más frustrado. Su equipo ni siquiera parece molesto.