C12

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La vida da muchas vueltas ¿no lo crees? Un momento estás brincando de alegría y en un parpadear todo cae en la desgracia. Eso mismo ahora le sucedía a Han Jisung.


Las calles de Seúl se veían oscuras, una nube gris cubría todo el territorio, estas no tardaron en mojar a las personas con gotas pequeñas. El aire era brindado por lo mismo de la lluvia o más bien ¿tormenta?


Han ya estaba en el hospital con los nervios de punta, había dejado a la dulce Ha-ri con su amigo Chan y su pareja. El ambiente del lugar no era del todo agradable para la niña.


—¿Familiares de los Srs. Han?- Anunció uno de los tantos doctores de la sala.


El pelinegro al oír lo mencionado alzó la mano y así pasó con el doctor, con sus pasos algo torpes llegó con el rubio.

—Buen día, soy el doctor Jay y fui quien atendió a los Srs. Han, ¿que es usted de ellos?- dijo el rubio anotando algo en su pequeña libreta.


—Son mis papás, ¿se encuentran bien?- sus palabras salían con un toque de Tristeza, era tan difícil ver a un pobre chico preguntando por sus papás.


—No te preocupes, están bien, solo que serán trasladados a otro hospital cerca, ya que aquí no contamos con los aparatos para su rehabilitación.-


Todo lo dicho por el doctor Han sólo asentía con cada palabra dicha, sus ojos ya no aguantaban más así que por leves segundos los cerró y perdió la noción del tiempo.

Oscuridad

Oscuridad era lo que veía Han, no había nada más que ese color negro por toda su vista, las nociones del tiempo se esfumaron como espuma, todo aquello que tenía luz desapareció.

¿Todo se va al fracaso con solo minutos no le crees?

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¿Todo se va al fracaso con solo minutos no le crees?

Lee se encontraba rodeando la habitación, sus pasos daban una imagen de un círculo por todo el espacio dado, sus manos resaltando aquellas venas características de él; siendo en especial en el cuello, esta parecía querer explotar, pero sin embargo sus ojos demostraban lo contrario, lágrimas secas estaban brotadas por sus ojos, el leve brillo que salía de ellos a causa de querer salir más de estas gotas cristalinas.


—Sr.Lee, Todavía no sabemos el estado de la Sra. Sana.- dijo un hombre misterioso que detuvo sus pasos al estar cerca del gran cuerpo de su jefe.


—Entonces vete e investiga, pedazo de inútil.- las palabras dadas por el castaño salían con toda su totalidad de rabia.


El hombre solo asintió y se retiró con grandes pasos, carraspeó su garganta y con un suspiro cerró la puerta de la habitación.

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