En el mundo existen muchos tipos de mujeres: las más hermosas, las seguras, las simpáticas o también las de carácter fuerte, sin embargo y a pesar de sus diferencias todas parecían atractivas a los demás. Beatriz no entendía como ella no podía ser aceptada como las demás, siempre terminaba desapareciendo ante las personas.
Concluyó que la inseguridad es el más grande soldado en batalla, el que más resiliente es, el más valeroso, el que nunca te deja.
El inicio de una apariencia era lo menos relevante, era ella misma, su esencia, la que iniciaría una etapa en su vida. Solo esperaba ser tan fuerte como este soldado, y así, poder liderarlo.
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Cuando Beatriz y su madre salían del odontólogo descubrieron su saludable sonrisa dirigiéndose a su nueva parada. Con ayuda de una experta, Betty al fin podría lucir unas gafas que armonizaran con sus facciones.
— Que buena persona esa señorita, verdad Bettica— cuestionó tiernamente.
— Si mamá, fue muy amable y paciente, creí que tardaría todo el día ahí dentro— replicó entre risas.
— Hay mamita quedo más linda de lo que ya era, estoy muy feliz por usted Betty— le dijo doña Julia— Bueno ahora hay que buscar ropita más juvenil, yo creo que en el almacén al que siempre vamos no encontraremos.
— Creo haber visto una tienda así por aquí mismo— dijo Betty.
Después de caminar por la plaza, llegaron a un almacén bastante grande donde exhibían ropa de buena calidad y diferentes estilos. Al entrar una mujer se acercó a ellas y les ofreció ayuda, ambas mujeres no dudaron en seguir su consejo.
El resto de la tarde la pasaron entre blusas de vestir, faldas, trajes, vestidos formales, otros más casuales, pantalones de oficina, de mezclilla, de colores, con patrones florales, geométricos, etc. No fue nada sencillo elegir lo que se llevaría, pues sin que pudiera evitarlo, seguía dudando de su apariencia, —la seguridad no nace solo porque la deseas— se recordó.
— Mire señorita, si me permite darle mi opinión, usted es una joven preciosa, aunque resulta un poco obvio su incomodidad con la ropa— comentó la vendedora— Si me permite un consejo, le diré que la seguridad se construye día a día, por lo que, fingir un poco de seguridad a veces es el empujón que necesitas para que al día siguiente resulte más fácil.
— Gracias, tiene razón al decir que todo esto me resulta un poco incómodo y difícil— responde muy sonrojada.
— No se preocupe, ya esta dando un avance, recuerde que todo proceso es largo y de pequeños pasos— asiente con un gesto cálido— mire voy a llevar a caja los trajes que eligió y mientras si gusta usted termine de vestirse.
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Un par de días después, Beatriz Pinzón era una mujer renovada.
Ahora era momento de afrontar la situación, necesitaba un empleo. Luego de llamar a diferentes empresas e instituciones bancarias en busca de empleo, se presentó a cada entrevista. Algunas mejores que otras, pero todos se resistían a negociar, pues veían en ella a alguien joven e inexperto.
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Ecomoda, Valencia Mendoza asociados, empresa influyente en el país, con ventas de 4 mil millones de pesos era el escenario perfecto para una economista como ella, conseguir el puesto de asistente de presidencia sería el inicio de una prometedora carrera.
Necesitaba ese puesto.
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Créditos de la foto a quien corresponda.
*no encontré usuario ni autor*
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Renacimiento
RomanceDaniel Valencia es un hombre enigmático, con un gusto especial por la soledad, no permite que nadie vea lo que en realidad puede llegar a ser. Beatriz es una mujer solitaria y esta tan encerrada en su propio mundo, que rara vez deja a alguien entrar...