Capitulo 12:Día en el calabozo

889 167 48
                                    

Nos encontramos en el temible calabozo donde cierto albino estaba explorando junto con su buen amigo herrero.

¿Motivo? El día de mañana sería el festival el cual prometió que iría con Naaza así que habia ido con Welf a recolectar un poco de dinero para poder divertirse mañana con ella.

—te miro muy motivado, incluso empiezo a sentir pena por los minotauros —dijo Welf al ver como Bell no dejaba defenderse a los minotauros matandolos al instante—. ¿Sucede algo? —pregunto confundido.

—simplemente quiero recolectar un poco de dinero —explico matando a otro minotauro dejando vacío ese pasillo—. Quiero reunir lo más que pueda.

—¿Enserio? ¿Y para que lo ocuparas? —pregunto curioso sentándose en una piedra para descansar.

—mañana será el festival nocturno y voy a ir con Naaza-san así que necesito dinero para disfrutar juntos —explico con una sonrisa tomando las piedras magicas que soltaron los mounstros.

Al escuchar la explicación Welf sonrió levemente, una sonrisa burlesca.

—asi que Naaza otra vez, últimamente ustedes dos se han vuelto muy unidos.

Al escuchar esas palabras Bell se avergonzó un poco bajando la mirada.

—incluso ahora ella sonríe mucho más que cuando se unió a la familia, ella parece muy feliz a tú lado —dijo Welf viendo como Bell se sentaba en otra roca aún avergonzado.

—lo que más quería era que Naaza-san volviera a sonreír, me alegra mucho haberlo conseguido —dijo Bell sonriendo levemente.

—literalmente se la pasan casi todo el día juntos en el vivero haciendo pociones, atendiendo la farmacia juntos o simplemente caminando juntos por la ciudad haciendo compras, de verdad me sorprende mucho lo cercanos que se han vuelto —dijo con sorpresa viendo como Bell  se sonrojaba un poco.

—m-me gusta estar junto con Naaza-san y crear pociones o atender la farmacia con ella son momentos agradables para mí —dijo con una sonrisa avergonzada—. Por alguna razón ver su sonrisa me da una sensación cálida dentro de mi.

Al escuchar esas palabras Welf abrió los ojos con sorpresa.

—B-Bell ¿Acaso estás enamorado de Naaza?.

Al escuchar esa pregunta de Welf la vergüenza de Bell aumentó mucho más confirmando las sospechas del herrero.

—y-yo...........yo creo que sí —admitio bajando la mirada para ocultar su vergüenza.

Una leve sonrisa apareció en Welf al escuchar esa respuesta.

—creo que pasar mucho tiempo con Naaza-san hizo que despertara estos sentimientos —dijo tocando su pecho—. Simplemente estar a su lado y ver su bella sonrisa es algo que me gusta mucho. Al principio solo quería ayudarla para que no entrara en depresión, después de todo ella era mi amiga pero con el pasar del tiempo empezé a ver a Naaza-san de otra forma. Cuando sonrió por primera vez después de mucho tiempo mi corazón empezó a latir con rapidez, al principio no sabía porque pasó eso lo único que sabía era que quería seguir viendo esa bella sonrisa en Naaza-san.

Mientras Bell explicaba Welf escuchaba atentamente con una pequeña sonrisa, como la de un hermano y para suerte de ambos ni un mounstro aparecía en ese piso.

—ya tengo un tiempo de tener estos sentimientos y no sé que hacer —termino de hablar mientras hacia unos círculos en el suelo.

—interesante pero tengo una duda —dijo Welf con un dedo en la barbilla.

—¿Cual es?.

—¿Que acaso no estaba enamorado de la princesa de la espada? —pregunto confundido.

Sonríe para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora