Twisted Wonderland Fanfics

𝕷𝖊𝖔𝖓𝖆 𝕶𝖎𝖓𝖌𝖘𝖈𝖍𝖔𝖑𝖆𝖗: 𝕯𝖚𝖗𝖒𝖎𝖊𝖓𝖉𝖔 𝕵𝖚𝖓𝖙𝖔𝖘

Me encontraba en la clase de el profesor Crewel, la cuál era para mí suerte la última del día. Se nos había asignado a Ace y a mí realizar la preparación de un veneno para el entumecimiento del cuerpo, era bastante difícil de hacer pero muy fácil de conseguir que explotara, lo cual hizo gracias a que nuestro querido Trappola dejó caer un frasco con un líquido desconocido y provocó una explosión que nos dejó tanto a él como a mi llenos de una sustancia viscosa. Después de escuchar el monólogo del profesor Divus acerca de que debíamos ser cuidadosos porque podríamos herirnos o a nuestros compañeros o esparcir el efecto de la pócima por todo el salón de clases, el maestro dejó afortunadamente a Ace a cargo de la limpieza por el reciente accidente y yo me dirigí al dormitorio a cambiarme. Durante el camino intente remover de mi piel la viscosidad pero al sentir como arrancaba mis vellos preferí esperar a removerla con agua y jabón. Pensaba en relajarme y tomar una ducha para luego dormir plácidamente, estaba a punto de llegar hasta que me tropecé con Ruggie, era raro verlo por esta zona y más tan agitado, venía con sus manos ocupadas con bolsas de las cuáles pude diferenciar una de donas bastante grande, me pregunto de donde sacó el dinero para comprar tantas. La otra simplemente no tenía logotipo alguno, era un empaque de color marrón oscuro. El joven miró en todas direcciones y al verme corrió hacia mí, pensaba que me daría alguna golosina pero conociendolo seguro se las comería todas cuando estuviera solito y más si eran donas. Cuando estuvo frente mío movió sus orejas y finalmente habló.

-Buenas, (___). -Saludo el joven-.

-Buenas Ruggie, ¿necesitas algo?. Es raro verte por aquí y más a esta hora. -Le devolví el saludo y me crucé de brazos-.

-Si, realmente necesito que hagas algo por mi (___),por cierto, ¿qué te paso? . -Suspiró levemente y bajo sus orejas-.

-Un pequeño accidente, no te preocupes, un buen baño arregla todo, además, mientras este en mis manos no veo el problema en ayudarte. -Dije y estiró el brazo de la bolsa marrón hacia mi.

-Se que eres realmente cercana a Leona, pareces ser una de las pocas que tolera que perturben sus siestas o que lo regañe constantemente, ¿podrias llevarle esto por mi?. Estoy, algo ocupado ahora mismo para dárselo. -Movió un poco la bolsa de donas y capte su señal, le respondí con un asentimiento-.

-Claro, se la daré en cuanto me cambie, espero y te desocupes rápido. -Agarre la Bolsa y lo vi esbozar su característica sonrisa-.

-Kishishishi~, pues (___), nos vemos luego. -Dijo el rubio mientras se iba moviendo su colita-. Debo admitir que todos los chicos de Savanaclaw me daban mucha ternura.

Finalmente entré al dormitorio, me dolía un poco tener que dejar ir mis planes de tener una noche de relajación, pero no me parecía mala idea ir con Leona, aunque era quisquilloso a veces y también muy vago me gustaba su forma de mirarme, como gruñia y se quejaba diciendo que no era un gato cuando le acariciaba las orejas. Simplemente me sentía igual a él y su compañia curaba pequeñas heridas que otros abrieron. Deje la bolsa cuidadosamente sobre la mesa, fuí al cuarto de baño, me sumergí en la bañera y elimineé de mi piel la sustancia viscosa lo más rápido que pude para luego salir y vestirme con mi ropa de educación física, era el único atuendo que tenía limpio en estos momentos. Acomodé mi cabello rebelde y me apliqué un lip gloss que me había regalado Vil para humedecer mis labios y evitar que se agrietaran mucho más de lo que ya estaban, me coloqué mi gargantilla y me miré en el espejo, me veía decente y eso bastaba. Cuando terminé de arreglarme fui a el salón principal a recoger la bolsa para dársela a Leona pero justo cuando rose la agarradera sentí como la curiosidad me respiraba en la nuca. Como dice el dicho, la curiosidad mató al gato pero murió sabiendo así que abrí el empaque encontré algunas pulseras similares a las que el usaba, supuse que las suyas estaban gastadas o se le había roto alguna. De golpe vino a mi mente el recuerdo de que había hecho unos brazaletes para compartir por aburrimiento o por si conseguía pareja darle uno, sentí que este era el momento adecuado para entregarle uno a alguien especial para mí así que guarde un par que, hice justamente para compartir con él y me colgué al hombro la bolsa, realmente el destino estaba hoy de mi lado. Salí del local y sentí la brisa golpear suavemente mi rostro, aseguré la puerta y me dirigí directamente al invernadero, no necesitaba preguntar donde estaba Leona debido a que lo conocía perfectamente, dormía sus siestas entre las plantas y en la zona más fresca, también eligió un buen sitio debido a que solo se iba en horarios de club o quizá alguna clase, pero no era muy recurrido que digamos. Durante el camino me distraje jugando con algunas plantas que arrancaba o sino revisaba las redes sociales. Al finalmente pisar la entrada de aquel hermoso lugar me sentí realmente nervioso, como si estuviera entrando a la cueva de una gran bestia, guarde mi teléfono en uno de los bolsillos de mi pantalón y abrí la puerta despacio para no despertarlo si estaba durmiendo o solo tratar de que nadie notara mi presencia, caminé entre las plantas colgantes, flores y macetas pero no logré encontrarlo, comencé a pensar en irme debido a que seguramente no seguía ahí, de todas formas ya era algo tarde y lo más probable era que haya recordado algo de lo que tenía que encargarse en el dormitorio o decidió estudiar. Solté un suspiro de exasperación y me di la vuelta para salir hasta que mientras caminaba sentí que había pisado algo suaves por un segundo pensé que era el tallo de una planta o una raíz, claro, hasta que oí un grito de dolor proveniente de entre los macetas. Mi corazón dió un brincó al ver que Leona se levantaba molesto y gruñia.