I

460 46 22
                                    

Regalos caros, restaurantes y hoteles lujosos, caricias, mimos, atención, buen sexo...

Incluso si su novio tenía cien banderas rojas, JeongGuk no iba a dejarlo.

Ambos se querían, no importaba si DongHyeok estaba metido en asuntos ilegales o si lo había visto llegar con las manos llenas de sangre.

JeongGuk siempre tuvo todo lo que pidió, cuando lo pidió y como lo pidió, su novio se encargaba de que así fuera.

No iba a decir tampoco que era el novio perfecto, pero era todo lo que podía querer.

Por eso no pudo negarse a pesar de que las palabras que soltó DongHyeok lo dejaron blanco del miedo.

Momentos atrás, Guk estaba en su pequeño departamento que compartía con su novio viendo un programa de televisión y comiendo porquerías en ropa interior, con el pelo desordenado y cero intenciones de levantarse. Eran las once de la noche de un sábado invernal y esperaba a su novio para irse a dormir. Cuando tenía mucho trabajo que hacer, DongHyeok siempre llegaba pasada la media noche; algunas veces llegó de madrugada, así que el castaño estaba listo para un maratón de películas antes de que el amor de su vida entrase por esa puerta.

Pero eso no sucedió.

Dieron las doce, luego las dos, luego las cinco y para entonces JeongGuk ya había caído dormido con la televisión encendida en la larga espera de su novio.

No supo cuánto tiempo pasó para cuando el sonido de las llaves chocar entre sí y contra la puerta lo hizo despertar y girarse hacia esa dirección para ver a su novio entrar, pero cuando eso pasó, algo en la mirada de DongHyeok no le gustó para nada al chico.

Ya había amanecido.

ㅡ¿En dónde estabas? ㅡcuestionó adormilado, sentándose en la cama. Esta vez DongHyeok no venía ensangrentado ni con drogas bajo la chaqueta... no había estado trabajando.

ㅡNo es tiempo de preguntas, bebé. Levántate, iremos a un lugar. Báñate y ponte lo más sexy que tengas. ㅡindicó presuroso, cerrando la puerta metálica tras él y yendo a la pequeña cocina para sacar una cerveza del mini frigorífico.

ㅡDijiste que no teníamos dinero. ㅡobjetó, claramente confundido. Cuando su novio le decía que saldrían, significaba que había ganado mucho, mucho dinero, pero casi nunca hacía tanto dinero en una sola noche y a juzgar por la apariencia que tenía, dudaba que hubiera ganado siquiera mil wones.

ㅡAsí es, bonito, y por eso me ayudarás a conseguir mucho. ㅡrespondió con euforia luego de tragar el sorbo de cerveza que había dado segundos antes.

ㅡ¿De qué hablas?

ㅡConocí a un tipo rico que necesita un novio, y tú encajas con todo lo que pide. ㅡdijo con la normalidad más admirable.

Y JeongGuk sintió que su estómago caía ocho pies bajo tierra.

ㅡNo estás hablando en serio, ¿verdad? ㅡinquirió con una risita nerviosa que se esfumó al ver el rostro serio de DongHyeok ㅡAmor...

ㅡTienes que ayudarme, Gukie... ayudarnos. ㅡdijo persuasivo.

ㅡ¿En serio me estás vendiendo? ㅡdijo con incredulidad, las lágrimas ya casi desbordándose de sus ojos.

ㅡBebé, no te estoy vendiendo. ㅡdefendió el mayor, acercándose a la cama y poniéndose de rodillas frente a su joven novio que ya estaba llorando como un niño asustado... porque probablemente eso era.

JeongGuk conocía a su novio casi perfectamente. Cuando algo se le metía a la cabeza, nada lo hacía cambiar de opinión, no cambiaría de opinión ni siquiera por todo el amor que sentía hacia JeongGuk.

𝐚𝐥𝐥 𝐟𝐨𝐫 𝐭𝐡𝐞 𝐛𝐢𝐥𝐥𝐬 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora