Capítulo 3

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Esperaba haber escuchado mal. Estar siendo paranoica. Cualquier cosa menos afrontar el hecho de que en ese descampado, la cantidad de personas no eran cuatro.

Debía decidir si girar o no ¿Qué seria lo más inteligente? No queria dejar más tiempo solas a las niñas, pero tampoco podia dejar que, sí habia alguien más con ellas, este llegara hasta ellas. Pero tampoco queria enfrentar a quien sea que estuviera allí ¿Quién diablos en su sano juicio querría hacerlo? Ella no era un héroe. No tenia fuerza, no sabia defenderse. No sabia nada sobre que hacer en ese momento.

-"Ma...estás bien?"- escucho a su hija llamarla con voz temblorosa.

-"S-Si cielo, ahí voy"-, dijo y decidió ignorar lo que fuera hubiese allí. Solo se largaria con sus hijas, no enfrentaria a nada ni a nadie. Que se encargue la policia de quién sea estuviese allí.

Camino hacia adelante y escuchó al tercer paso, que definitivamente algo se movia detras de ella. No paro. Probablemente solo era el crujir de las hojas lo que la asustaba. No miraria hacia atras. En cuanto volvió a caminar volvió a escuchar dos pasos más detras de ella. Fingió tropezar. Apoyo una de sus manos en el suelo, tanteo y encontró una rama. Era lo suficientemente gruesa como para lastimar. Se levantó y en cuanto volvió a sentir un paso más, arremetio con un golpe en esa dirección con toda la fuerza que tenia.

Ni por un demonio dejaria que quien estuviese allí llegara hasta sus hijas. A quién le importaba el miedo, el que sus manos temblaran, que su voz siquiera saliera de ella por la adrenalina. Que Dios le diese la fuerza necesaria para mantener cualquier peligro lejos de sus pequeñas.

La luz no la acompañaba demasiado, pero sus ojos se habian acostumbrado un poco a la oscuridad. Detectaba la forma a la que debía seguir golpeando. Era un hombre sin lugar a dudas. Media unos 30cm más que ella, posiblemente más. Era enorme. No debia darle siquiera tiempo a reaccionar. En el momento en que lo hiciera ella no tendria oportunidad alguna.

Alternaba sus golpes. Le daba a la cabeza, al abdomen y a sus piernas. No podia dejar que se terminara de enderezar. Su mejor opción es que perdiera el equilibrio.

-"MA! QUE PASA?!"- La voz de su hija sollozando y la imagen de que sus otras hijas tambien estuviesen llorando le partían el corazón y a la vez le daban fuerzas.

Él no llegaria a ellas ni por encima de su frio cadáver.

Pero la suerte debia acabar.

Como si de un hastío se trataba solo hizo falta un simple ademán para frenar los golpes y arrancarle la rama de sus manos. Y ella lo sabía. En el fondo lo sabía. Él solo se estaba dejando golpear por gusto; él podia detenerla cuando quisiera pero no lo hizo hasta que se canso.

¿Qué lograba con ello? ¿Acaso darles esperanzas a aquella desesperada mujer era algo entretenido para él? Eso la indignó. Dio pasos hacia atras mientras aquella imponente figura se acercaba a ella. Pero ella no podia retroceder más. Si lo hacia dejaba demasiado visibles a sus hijas. Debia detenerlo allí.

Abalanzo su pequeño cuerpo hacia él, rodeándolo con sus brazos a la altura de la cadera, rogando que por lo menos eso lo desestabilizara. Empujaba como podía. Las lagrimas en sus ojos del miedo y la desesperación le nublaban la vista. Lo escucho reir. Por Dios era un enfermo. Esa risa hizo que ella pensara que lo más probable es que estuviese enfrentando al loco que desmembró ese cuerpo. Solo imaginaba lo peor pero si en sus manos estaba, no dejaria que pasara. Sus hijas. No terminarían así.

Bajo una de sus manos y le dobló la rodilla. Lo escucho pronunciar un silbido como si lo que ella acababa de hacer fuese algo cómico.  No esperaba que eso funcionara y tropezara. Agarro una piedra y comenzó a darle con ella en la cabeza ¿Acabaría matándolo si continuaba? Ella no era una asesina. Pero era matar o morir. Podía sentirlo. Debía acabar con eso allí.

Pero siendo honesta ¿Qué habia hecho él? Estaba en la escena del crimen, la había seguido sigilosamente, le habia arrebatado la rama de sus manos, pero eso fue porque ella lo golpeaba. Se habia reído de ella ¿Pero qué más había hecho? ¿Qué más le daba derecho a que ella estuviese a punto de matarlo si no había realmente una prueba contundente de que él era el asesino?

Titubeo con la piedra sobre su cabeza, pensando en si debia seguir golpeandolo o no. De pronto unas luces rojas y azules iluminaron la escena.

Y allí ella pudo ver el rostro de esa sombra. Al ver su expresión quedo petrificada.

-"SUELTE ESA PIEDRA! LAS MANOS DONDE PUEDA VERLAS".

Pero ella no reaccionaba. Solo pensaba en una cosa. Debió seguir golpeando su cabeza.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2023 ⏰

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