Hacerte Feliz

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Canción: La Correcta
Autor: Nabález y Morat

Día siguiente

Cristóbal se levantó temprano, ni siquiera su mamá estaba aún despierta, el lugar donde July se estaba quedando era un poco lejos y quería darle la sorpresa temprano.

Acomodo las cosas en la mototaxi y se dirigió primero a una pastelería, paso también por un restaurante italiano, sabía que la joven adoraba esa comida así que ese era su propósito aquel día, hacerla sentir bien animarla y estaba seguro que la sorpresa que le tenía le gustaría mucho

–Falta poco para verte– dijo con una sonrisa

Hotel Pullman-San Isidro

July se encontraba en el mueble acostada con una sábana cubriéndola mientras en una mano tenía canchita. El televisor estaba encendido reproduciendo Once Upon A Time en una de sus escenas favoritas.

~Si, te dije gracias, ¿No lo escuchaste?~ respondía Emma Swan con la seriedad que la caracterizaba.

~Ah entonces para ti, tu padre vale solo eso~ replico pícaro, el capitán garfio esperando un agradecimiento más cariñoso

~No lo resistirias~ hablo consciente de lo que su acompañante esperaba

–¡Vamos solo besalo!– July tenia sus ojos clavados en la pantalla, comía a prisa la canchita– aprovecha mujer

~Pienso que tu eres la que no resistiría~

La de rulos solto un chillido de emocion al ver como la rubia beso al capitán.

~Eso fue...~

~Tu única oportunidad~

–¡¡AY LOS AMO!!– se quedo en silencio mientras una pequeña lágrima recorrió sus mejillas– ¿Por qué tenías que engañarme?

Ver aquellas escenas solo le hacia recordar a Remo, lo extrañaba, odiaba admitirlo porque no se merecía ni que lo mencione pero no podía evitarlo.

No eran unas semanas de novios, eran años de relación, años que se derrumbaron en segundos el día que encontró a Catalina con él, el sonido de la puerta la sacó de sus pensamientos.

–No pedí nada, váyase– grito desde el mueble sin intención de moverse.

–Señorita Flores, llego un paquete para usted– dijo una extraña voz al otro lado

–¿Paquete?– aún confundida se levantó aunque un poco molesta y abrió la puerta– Eso no es mío así que...

Se quedó en silencio cuando vio a alguien sostener un ramo de rosas rojas en una mano y en la otra un cartel donde estaban escritos mensajes o solo nombres de los chicos del centro de salud, ambos objetos cubrían el rostro del muchacho pero sabía de quién se trababa

Cristobal

–Unas personitas la extrañan mucho señorita– descubrió su rostro– estábamos preocupados por ti.

La joven no dijo nada, le alegraba verlo eso era obvio, pero aquel gesto la hacía sentir más melancolica.

–Espero que no te moleste verme, Joel me dio la dirección– hablo nervioso al ver que ella no respondia– me tenias muy preocupado.

–Esta bien, no tienes que disculparte.

–Esto es para ti– le acerco los objetos, ella los acepto y los colocó en una mesita que estaba a la entrada– a los chicos les haces mucha falta sobretodo a Sam.

–A mi también– intentaba mantenerse fuerte– lamento no poder pagarte con una sonrisa, pero ahora no tengo ninguna.

–Verte es el mejor regalo, ¿Te puedo dar un abrazo?– ella asintió, lanzándose a los brazos de él.

Todo Es Tan DistintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora