•Final•

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OHM

Resoplo al ver a Dew frente a mí en el depósito, y sacudo la sangre que tengo en las manos.

—Solo quiero conversar —le digo acercándome y él se ríe— tu hombre me atacó, tuve que matarlo.

—¿Ohm Pawat quiere conversar?

Mi mirada pasa por el resto del lugar, porque veo varios lobos acercándose.

Fue inteligente dejar a Drake afuera.

—No tenemos que pelear.

—Nosotros no —responde entre dientes, y veo al resto corriendo hacia mí.

Ni siquiera necesito estar en mi forma animal para esto.

Cuando el primero salta, agarro su hocico con mis manos y lo rompo abriéndolo, para golpear con su cuerpo a los otros dos que tengo cerca.

Sus colmillos se ha metido en mis manos, pero no duele realmente.

—No quiero pelear —vuelvo a decir esquivando a otro.

Pateo en la cabeza al siguiente con fuerza para romperla, y transformo solo mis garras para ir degollándolos más fácil.

—Puedes tirármelos a todos encima —le aviso con la respiración agitada, porque ya he terminado— no funcionará.

Él me apunta con su arma y dispara, porque es una sucia rata tramposa, pero me transformo.

Corro a las cajas y me impulso en ellas para saltarle encima, desgarrándole la mano derecha.

—Eres un idiota, Dew —susurro mirándolo en el piso y él levanta la cabeza, riéndose aún.

—Tu padre nunca se atrevió a romper la paz con el mío, porque es listo, y esa es la diferencia contigo, tú eres fuerte, pero bastante tonto.

—¿Cómo quieres que actúe si estás acabando con todos mis hombres?

—No me interesan, Ohm, sus vidas me importan un carajo, yo solo quiero destruirte a ti.

—Si me disculpo...

—¡No quiero tus putas disculpas! —grita sacando su otra arma y lo pateo en la mano rápido, para que la suelte.

Camino a la puerta, porque ya entendí que no voy a poder solucionarlo.

Tendré que defenderme.

—Tus hombres no son invencibles, y yo tengo a la organización más grande del continente cubriéndome la espalda, y voy a matarlos a todos, para llegar a ti.

—Suerte con eso —respondo sonriendo.

—Tú la vas a necesitar, Ohm, porque no van a poder cuidar a tu hija todo el tiempo.

Mis pies dejan de moverse y él se ríe, poniéndose de pie.

—La voy a matar, a ella y a tu Omega.

Cierro los ojos, y respiro profundo, dando la vuelta.

Supongo que no soy tan fuerte, porque ya me ha ganado.

Sonrío, porque me apunta en la cabeza cuando me acerco, pero no rompo el contacto visual.

Yo nunca voy a tenerle miedo.

Hay una sola cosa en la vida que me asusta.

Sé que esta no es una pesadilla, porque Nanon está a salvo ahora.

—Espero que cumplas tu palabra —digo agarrando su mano izquierda y pego la pistola que sostiene en mi frente, sonriendo aún— tú solo me quieres muerto a mí.

Débil [Ohmnanon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora