Capítulo 2

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En mi almohada.

—Ehh, —Pienso en seguirlo esquivando, apenas y trato a mi compañero de clases, no es muy buena idea que este en mi habitación. ¿Y si luego se pone a hablar que conoció mi habitación? ¿Y si luego inventa cosas?. Ahora entiendo lo que dice mi mamá de no traer a personas que no sean de confianza a nuestro hogar. —¿Ya te vas? —Pregunto de una buena vez, sin rodeos.

Su piel pálida está roja, se nota que está cansando. Por lo visto fue muy buena paj...

—Sii, ya me voy. —Responde.

Bueno, ¿que espera para levantarse?

—Vamos adelante, te acompaño a la puerta. —Finjo educación, dando mi sonrisa más hipócrita. No pienso invitarlo nunca más a mi casa, y todo esto también es por culpa de Bianca y de su noviesito.

—¿Podría ir un momento al baño? —Pregunta incómodo, en espera de mi respuesta.

Maldición.

¿Es en serio?

¿Como se supone que le diga que no quiero que utilice mi baño?

—Claro, no hay problema —Sonrío, sonrío, sonrío, para ocultar toda mi rabia.

Se levanta de mi cama para ir al baño y es ahí cuando me doy cuenta de lo siguiente, ahora si que entiendo todo.

Lleva mi almohada disimuladamente en su parte.

¿Como fué que no lo capte desde el principio?

Escucho que pasa el seguro de la puerta y, me apresuro para supervisar el espacio en donde estaba sentado.

Un olor extraño llega a mi nariz. Olfateo y sacudo mis almohadas sábanas y cobijas, en busca de ese olor pero, me detengo al notar aquello.

¿Eso es..?

Pequeñas chispas blancas se notan en la sábana de mi cama, me acerco más para observar con detalle y, para saber si es lo que estoy pensando... si el se estaba tocando en mi cama, significa que eso lo que esta ahí es, ¿semen?

Intento pasar el dedo por esas pequeñas gotas blanquecinas pero, el ruido de la puerta al abrirse me detiene.

Que rápido vino.

Sostengo con prisa una cobija y empiezo a doblarla, actúo como si estuviera acomodando mi cama y que no me he dado cuenta de nada.

Siento su presencia detras de mí, pero hago como si nada, sigo doblando mi cobija tranquilamente.

—Bueno, ya me voy. —Me volteo para mirarlo, y noto que no trae mi almohada, le sonrío y le digo amablemente.

—Te acompaño.

Al fin saldrá de mi casa. La rabia que tengo es porqué permití que entrara a mi habitación, pero todo fue por la situación de Bianca... de igual manera tampoco debí traerlo a mi casa, para la próxima que haga el su actividad por su lado y yo por el mío, y luego la unimos, porqué tampoco iré a su casa.

Salimos, y ya el pasillo está oscuro, enciendo las luces por un momento, para bajar las escaleras.

Ya no está Bianca.

Ya no está el novio.

Que suerte.

No quería mojarme, más.

Me despido de Gian y empiezo a cerrar todas las puertas de la casa con seguro. Subo las escaleras de nuevo para ir a mi habitación, y me detengo al escuchar a Bianca reír. Por lo lejos que se escucha creo que están en la última habitación. Sigo mi camino ignorando todo y, empiezo apagar todas las luces. Mañana será un día agotador.

Sensaciones Placenteras Where stories live. Discover now