1: Noticia no tan agradable

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2:45 a.m.

Tras la puerta de su habitación aún podía escuchar los gritos de mi madre llenas de desprecio y enojo hacia mi padre, se oían agudos por el esfuerzo que hacía madre de no romper a llorar y demostrar debilidad que posiblemente más tarde afectara su gran orgullo.

Esta situación ya se a presentado más de una vez en la casa a cualquier hora, pero esta vez en verdad le estaba molestando al no poder dormir cómodamente después de un día de mierda. Una conclusión muy fuerte para un niño de apenas 12 años recién cumplidos.

El hecho de que en la escuela pareció que estuviera en su contra como que le arruinará su exposición en clase con bromas estupidas, le cayera jugo de manzana en el uniforme, su profesor lo llevara a dirección por encararlo en clase, casi le robaron el bolso al salir de la escuela; y las cosas no terminan ahí. Ahora como el psicólogo de sus padres les recomendó pasar tiempo juntos para mejorar la relación, es que se encuentran peleando por un comentario descuidado de padre.

Bien el podía decir que hay peores días que este, pero sus intentos de dormir fallidos le estaban colmando la paciencia.

—¡Maldito Imbecil desgraciado!, ¡si tanto te molesta ve con una de tus zorras que tanto te calientan!—

—No estas siendo razonable Talia, ese es el problema, te enojas por todo lo que diga aún si no esta en tu con-...—

—¡DEJA DE EXCUSARTE!¿¡CRES QUÉ NO LO SE!?, ¡Haz tenido ya tres amantes con las que te revolcaste en mi cama!—

Helia Roberts, Anna Williams y...

La tercera que declaraba su madre no recordaba su nombre, aunque sí recuerda el cabello rubio y ojos azules de esta cuando le susurró que no le contara a nadie acerca de su llegada.

Madre tenía razón en cuanto a las amantes, pero estas ya fueron castigadas por la misma Talia, ya sea arruinando su trabajo o en caso como la tal Anna, torturada hasta la muerte junto a sus hermanos, esto fue principalmente por que la familia estaba atentando contra la empresa Wayne.

La "conversación" todavía seguía pero ya dejé de escucharla quedando como leves murmullos sin sentido en mi cabeza. Hice una mirada rápida a mi habitación antes de levantarme de la cama, el insomnio seguía presente y ya se encontraba aburrido; fue a su armario y busco la consola de videojuegos al fondo de esta, al conseguirla la conectó a el televisor y la enciendo. Cuando me encontré en el panel de videojuegos le bajé el volumen, escogí una de las tantas opciones para proseguir mi noche de insomnio entre los videojuegos y gritos de mi madre.

3:11 a.m.

A la cuarta partida los sonidos desaparecieron quedando solo el silencio, por un momento creyó que la discusión terminó y los dos fuero a dormir en distintas habitaciones a cada extremo de la mansión, pero la luz del pasillo le confirmó que todavía estaban en la sala.

La curiosidad le llego pero se conforma con escuchar con la oreja casi pegada a la puerta dejando olvidada su consola todavía encendida. En eso escuchó un pequeño lamento y un vaso de vidrio quebrarse, posiblemente Alfred lo limpiará en la mañana, después pudo escuchar los pasos de su madre en tacones alejándose. Ya pasados unos minutos sin obtener más sonidos además de lamentos decidió salir del cuarto.

Al abrir la puerta se topó con su padre al frente de él, este tenía los ojos rojos y la mirada perdida.

—¿Padre?— lo mire con duda pero pareció ignorarme.

Este fijó su mirada en la mía y siguió adelante deteniéndose al notar que no me movía. Aun con la sorpresa de lo que vi lo seguí sin quejas; el silencio entre nosotros era incómodo y mi padre no daba indicios de que querer hablar sobre lo que pasó.

El Vecino de al LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora