Descolorido (Miguel O'Hara x Miles Morales)

Un mundo sin color.

Día 1: Almas Gemelas.

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Descolorido, es así como Miles describió su mundo la primera vez que lo vio.

Desde su primer latido, desde que soltó su primer llanto y su eco resonó a través de las frías paredes del hospital, fue entonces que su pequeña vida había iniciado. Sus dulces ojos observaron con curiosidad cada zona que pudieran descubrir, tomando con sus pequeñas manos los suaves dedos de su madre, soltando una risita risueña cuando su padre hizo una mueca graciosa para animarlo. Qué curiosa era la vida, y que turbia podía ser también; la dulzura del momento se veía contaminada por un tono sombrío, opacando lo que se suponía que debían ser expresiones alegres.

A su corta edad de ocho años, él no cuestionaría el por qué veía todo de forma lúgubre. ¿Por qué lo haría? Nunca tuvo una razón del por qué, por qué veía todo su mundo en blanco y negro, simplemente asumió que sería natural, quizás siempre había sido así y que así se quedaría para siempre.

Entonces, cuando sus pequeños oídos captaron el sonido de risas alborotadas y emocionadas a lo lejos del salón, justo en la zona del patio trasero, sintió curiosidad por saber lo que pasaba. ¿Qué estarían festejando? Con pasos sigilosos, se acercó hasta el grupo de niñas que permanecían sentadas en el suelo, mirando de un lado a otro para comprobar que no estaba siendo observado.

"¡Eso es increíble!"

"¿En verdad existen los colores?"

"¡Sí! Es muy hermoso, desde que lo conocí, ¡puedo ver muchos colores!"

¿Colores?

Conocía el término, solía ser frecuente en la clase de arte, una palabra que utilizaban los grandes artistas para referirse a sus obras. Sin embargo, él no fue capaz de verlos, por más que quisiera, él simplemente... no podía. Y mientras se alejaba sutilmente, las voces que tiempo atrás sonaban como una algarabía distorsionada, se tornaron en un bullicio imperceptible a medida que avanzaba.

¿Realmente tendría razón? Siempre pensó que se trataba de un cuento, una leyenda que sólo existía en los libros de historia, pero ahora que lo había escuchado de alguien más... ¿Qué tenía que hacer para conseguirlo? Con lo poco que había escuchado, supuso que tendría que ver a alguien, no sabía quién, pero había alguien que podría ayudarlo.

Aunque no tenía ni la menor idea de cómo encontrar a esa persona.

Al terminar las clases, regresó a su casa con mucho entusiasmo y muchas dudas en su haber. Algunas de sus ideas ni siquiera cruzaron por sus labios por el temor a sonar tontas, pero había una pregunta que simplemente no podía salir de su cabeza.

"Mamá, ¿puedo hacerte una pregunta?"

"¿Sí, Miles?"

"¿Por qué no puedo ver los colores?"

La reacción de su madre fue graciosa, casi burlesca por la forma en la que miró a Miles, sorprendida por la pregunta y algo confundida. Quizás tuvo las expectativas muy por el cielo, tal vez imaginó que su madre tendría todas las respuestas del mundo porque, claro, era su madre, ella lo sabía todo, pero Miles se sintió terriblemente decepcionado cuando su madre le respondió con su suave voz: "no es momento para hablar de eso, cariño".

Desilusionado, regresó a su habitación con los pies arrastrándose, y pensó en tantas cosas a la vez que podía sentir el ligero zumbido en su pequeña cabeza. ¿Había más colores? ¿Por qué solo veía una tonalidad? ¿Por qué era diferente a los demás?