La familia lo es todo¿no?

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Hasta a mí me dolio, disfrútenlo
Aclaración.
Rei tiene como 5 años.


Un tornado en el estómago esa era la palabra más cercana a lo que Ran había sentido cuando  su hermano le había comunicado por teléfono que su papá quería verlos de nuevo, claro como ya era un viejo de gereatrico que ya no se podía ganar a su 'mamá'  con dinero y sobornarla porque estaba más pobre que borracho sin cerveza ahora quería hacerse el angelito que callo del cielo haciendo el rol de buen padre para ganarse la lotería y que sus hijos lo sacaran del gereatrico para que el muy desgraciado cometiera más delitos pero eso no iba a suceder ni en esta vida ni en las que le seguían porque la última e única persona que había perdonado a ese viejo desgenerado era la loca desqusiada de su "mamá".
Pero ahora sus preocupaciones eran otras porque tenía que convencer a Kakucho de no ir a esa cena con su padre pero era difícil ya que kakucho era una de esas personas que pensaba no presentarle a su hija a la familia era una falta de respeto (además kaku tampoco conocia a su suegro).
–Oye ¿Estás ocupado?- pregunto Ran a su pareja que estaba leyendo un libro.
–Ay no, ¿Que te pasa?- dijo Kakucho preocupado.
–¿Cómo sabes que me pasa algo?- dijo curioso el ojivioleta levantado una ceja.
–Es que eres demasiado obvio cuando pones tu cabeza sobre mis piernas acostado como si tuvieras frío es porque te pasa algo- dijo Kakucho acariciando la cabeza de su novio lentamente.
–Es que mi "papá" quiere que tengamos una cena familiar para vernos- dijo Ran cubriendose el rostro con las manos.
–Viniste a convencerme de que no vayamos  y no llevemos a Rei ¿Verdad?- dijo Kakucho suspirando.
–Mhn- se limito a fórmular Ran.
–Sabes muy bien lo que pienso de lo que me estás pidiendo ¿Verdad?- dijo Kakucho cortante.
–Si, pero estar al lado de ese viejo me hace mal- dijo defendiendose el mayor.
–Escucha, nuestra hija tiene derecho de conocer a su abuelo y sacar sus propias conclusiones¿Está bien?, Pero si te sientes mal nos vamos antes y no ves a ese viejo nunca más en la vida- finalizo por decir el ojirojo.
Pasaron los días y llegó el momento en el que se estaban preparando para la cena Rei no estaba para nada emocionada ni siquiera quería ir para ella daba lo mismo que su papá tuviera un papá y que ese fuera su abuelo pero Kakucho se negaba rotundamente a faltar porque de todas maneras Rindou iría y sería cruel dejarlo solo así que fueron hasta el restaurante reservado en su auto estacionaron y en una de las mesas más grandes del lugar se encontraban Rindou y el abuelo de Rei.
–Hasta que por fin llegas hijo- dijo el hombre sentado en un costado de la mesa haciendo ímpetu en la última palabra.
–Aja- dijo Ran desplomadose sobre la silla.
–Papá este es mi abuelo- dijo Rei haciendo que el hombre sentado al costado izquierdo de la mesa (dónde solo estaba él) abriera los ojos como platos y empazara a mirar a todos lados desorientado.
–¿Se te perdió algo viejo?- dijo Rindou mientras su hermano respondía la pregunta de su sobrina.
–Si está es mi nieta ¿Dónde está su madre? ¿Quien es la afortunada?- dijo el hombre con una sonrisa macabra en el rostro.
–Yo tengo 2 papás señor, mi papá Ran y mi papá Kakucho, ellos me adoptaron- dijo Rei señalando a sus papás.
El hombre parecía apunto de infartarse cuando escucho a la niña decir esas palabras "papás" había dicho que su hijo su mayor orgullo era uno de esos enfermos a los que no les importaba ni como criar niños, no era posible, era inimaginable, era desesperante, era incomprensible. Además de todo eso el mamarracho con el que se le ocurria salir era horripilante y para peor lo miraba preocupado.
–!RAN QUE SE TE PASA POR LA CABEZA PEDAZO DE INFELIZ, DESQUISIADO, ENFERMO ¿ACASO NO PODÍAS SALÍR NORMAL?, NO VERDAD TENIAS QUE SALIR TAN LOCO COMO TU MADRE ¿NO ES ASI?¡- al terminar su griterío el hombre ya estaba solo. Afortunadamente tanto Rindou como la familia de Kakucho se dirigian a sus casas.
–No me agrada el abuelo papá- dijo Rei enojada.
–A mí tampoco garrapata, a mí tampoco- dijo Ran que iba en el asiento de atrás abrazado a su hija al borde de romper en llanto.
–Grita mucho, porque dice palabras muy crueles, ¿Ustedes no van a hacer eso verdad?- dijo la niña.
–No, por supuesto que no mi vida- dijo Kakucho con una sonrisa amable.
Todo el resto del camino fue silencio llegaron a la casa y Rei estaba dormida así que kakucho se encargó de llevarla a la habitación solo por (esta vez) de ambos adultos.
Cuando regreso a la sala vio a Ran tirado en el sillón (en pocision fetal) como un niño sollozando, se le acercó y acaricio su cabeza para calmarlo y que no la pasará peor se quedó en silencio meciendolo.
Casi nunca Ran se ponía de esa manera, no le gustaba menos en frente de kakucho o de su hija, su novio tenía la impresión de que se había aguantado tener una crisis como esa delante de ella. Ran estaba pálido incluso más de lo que ya era temblaba y abrazaba a Kakucho con tanta fuerza que este se pregunto de dónde la había sacado.
–No me gustan… los… gritos- tartamudeo Ran.
– a mi tampoco¿Sabes? Son muy feos- intento calmarlo Kakucho.
–Cuando gritan… me duelen los oídos- tartamudeo de nuevo el ojivioleta.
–Ay mi amor- Kakucho sintió pena más de la que ya sentía (como todos).
Ran se quedo dormido con las últimas palabras.
Mientras Kakucho cambiaba su remera y lo llevaba a la cama junto con su hija pensaba ¿Cuántas cosas habrán tenido que soportar los hermanos? ¿Quien mierda sería tan asquerosamente hijo de puta para traumar a sus propios hijos así? Y en especial ¿Cuánta porquería habrá tenido que soportar Ran para defender un poco a Rindou?
Pensar en que las familias despreciaban tanto a sus hijos lo ponía totalmente furioso desde pequeño pensaba que sus padres y los de Izana los despreciaban por haberlos abandonado en un orfanato pero se daba cuenta que si bien no era grato estar en un orfanato sucio, en malas condiciones y sin agua caliente tal vez era mejor destino que quedarte con una familia que lo tenía todo pero que al final del día solo te despreciaba y generaba traumas a ti por cosas materiales y reemplazables.

Rankaku como papás Donde viven las historias. Descúbrelo ahora