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Durante los días siguientes a la ruptura, spreen se veía claramente destrozado. Pero carre había hecho de todo para hacerlo sentir mejor. Aunque,.. todo se pondría peor, pues las pruebas finales se acercaban. Carre tenía que estudiar y también cuidar a su mejor amigo.. estaba bastante estresado, sobretodo por física, la peor materia para el. Era difícil razonar con el estrés de que su mejor amigo esté bien. Pero bueno, aún así tenía apoyo, pues Roier y el se habían vuelto buenos amigos, Roier hasta sabía que a Carre le gustaba Spreen ya. La primera prueba sería Poesía, lo que era muy fácil para carrera, amaba esa materia, con todo su corazón. Entonces, no era necesario estudiar.

— Oye enano, estudiamos juntos para Poesía? — pregunto Roier en el descanso.

— Yo no estudiaré. Pero te puedo ayudar. Además voy a ir a cuidar a spreen, ¿Quieres venir?—

— Si, claro. —

— Bueno, te espero afuera, al final de clases —

— Dale, nos vemos enano. —

— Xau. —

El resto del día había transcurrido con total normalidad. El peli negro algo no había asistido a clases desde la ruptura. Su mayor miedo era encontrarse con el que alguna vez fue "su salvación" así que de había negado rotundamente a los esfuerzos de Carre para que volviera. Nada podría cambiar su testaruda opinión.

Al final del día escolar, Rodrigo se dispuso a ir a casa de Spreen. Amaba el olor de esa casa.. era adictivo. Podría decir que era embriagador.
Como los últimos días había vivido prácticamente en casa de spreen, ya tenía copia de las llaves de la casa (las anteriores se habían perdido hace un tiempo, así que sacó unas nuevas) y tenía total acceso a el hogar.

Cuando llegó por fin a casa de Spreen, sintió una punzada, como un instinto que decía que se le estaba olvidando algo. Pero.. ¿que era? Se preguntó. Repaso mentalmente una y otra vez las cosas que tenía que hacer ese día, los objetos importantes que había traído y absolutamente todo lo que había hecho ese día. Mmm, algo se le estaba olvidando, pero no sabía que.
El castaño de acordó que tenía todas las cosas importantes anotadas en su teléfono, así que se dispuso a sacarlo de su bolsillo. Estaba en no molestar, como siempre. Odiaba que le vibrara cuando estaba en clases, le molestaba bastante, así que había decidió que su celular estaría en modo silencio todo el tiempo.
Volviendo al tema, el castaño abrió notas, pero no sin antes revisar redes sociales. Mientras terminaba de ver Instagram, se acordó que había dicho que le pasaría una tarea a un compañero, así que abrió WhatsApp.

[Ay, mierda.]
[mierdamierdamierdamierdamierda]  pensó.

Al abrir su celular se había encontrado con la no tan grata sopeses de que había dejado a Roier plantado afuera de la escuela. Le había escrito unos 68 mensajes y no había contestado ni uno solo. Su amigo ya sabía que Rodrigo era bastante distraído, pero no creía que llegaría a esos límites.
Da igual. Rodrigo se dispuso a mandar algunos mensajes de disculpa, si entiéndase verdaderamente culpable por lo acontecido.

<< Eu amigo, de verdad perdóname. Salí con prisa de la escuela a la casa de Spreen, y entonces pues he estado muy estresado y y entonces >>

El mensaje salió como una pobre y nerviosa excusa. Pero no le importo mucho a Rodrigo, ya que aún así lo mando. Creo que nunca había sido muy bueno disculpándose, y menos por mensaje.

<< Esta bien Rodri. Te conozco y se que no lo harías adrede, y tampoco te preocupes. He quedado con otro amigo a último momento >>

Rodrigo se alivió bastante, y para no hacer larga la conversación sólo respondió con un emoji

<<😏>>

Y volvió a apagar su celular. Había estado afuera de la casa aproximadamente 15 minutos, y la verdad ya le dolían las piernas de tanto estar parado. Creo que ahí se notaba que no le gusta la actividad física.
Como sea. Abrió la puerta de la gran casa, y el magnífico olor de esta le lleno las fosas nasales. Que delicia. Como siempre había repetido, amaba el olor de esa casa. Le recordaba a su infancia, y aunque lo había sido del todo buena, no le molestaba para nada  volver a oler ese aroma tan gratificante.

— ¡Iván, ya llegue! — gritó. La casa tenía 2 pisos, y si bien estaba seguro de que lo había escuchado, el alto no había dado alguna señal de vida pertinente.
— Che, ¿amigo? —  repitió, con un tono confuso

Pero no hubo respuesta. Sospechoso.

El castaño revisó el primer piso perfectamente, y como no estaba su amigo, subió al segundo piso. Al recorrer la mitad de las habitaciones, un miedo creciente le había comenzado a subir por la espalda vertebral, temiendo lo peor.

Estaba frente a las últimas 3 recamaras.

[La puta madre] pensó. Tenía un miedo certero en las entrañas.

Abrió una por una.. pero no había nadie. Solo quedaba la última habitación. De verdad tenía miedo. Un miedo implacable, de perder a su mejor amigo. De perder a probablemente la persona más importante para el, y de perder a quien quizás en un futuro pueda ser su pareja.

Abrió la puerta blanca lentamente.... Dándole vuelta a la manija poco a poco...

Y al entrar a la habitación vió..

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⏰ Última actualización: Oct 12 ⏰

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