19

39 2 0
                                    

EMILIA A

Las cosas entre nosotros estaban descontroladas, hacía tres meses que teníamos sexo muy seguido. Desde que decidimos "buscar un bebé" todo se había desbocado. Nicolas no me deja respirar ni un segundo y, aunque parezca una locura, la lujuria que tenemos juntos me encanta. Si hay tiempo o lugar, siempre es el momento indicado y, aunque esto me genera una adrenalina constante, me parece divertido. Claramente no nos cuidamos ni un poco, pero tampoco nos desesperarnos, el momento llegará y por eso estamos tranquilos de ambas partes.

En el trabajo nos comportamos como profesionales, pero eso no significa que no coqueteamos ni nos provocamos, porque eso tratamos de hacer durante el trabajo para luego matarnos a besos en el departamento.

Último día laboral. No dudé en darme un ducha rápida antes aprovechando que Nicolas seguía durmiendo algunos minutos más. Me vestí con un conjunto nuevo escocés, una falda bastante más corta de lo que habitualmente usaba, pero impecable, junto a una chaqueta que combinaba, fina y elegante. Preparé el café para Nicolas  y, mientras tanto, me ocupé mirando algunas cosas de trabajo en la notebook hasta que sentí su perfume asomarse a la cocina.

Nicolas:—¿Algún día vamos a ponernos de acuerdo para despertarnos a la vez? —pregunta Nicolas dándome besos en la mejilla. Estaba ya vestido con uno de sus trajes.

Emilia:—Sabes perfectamente que soy muy organizada. Manejar los números de la empresa es difícil; si me desoriento un segundo, me atraso demasiado —tomo un trago de mi té con leche—. Compre el budín de naranja que sé que amas —me levanto y abro la alacena.

Nicolas:—¿Perdón? —se acerca rápidamente a mí y se pone por detrás—. Emi esa falda es muy corta.

Comienzo a reírme.

Emilia:—¿Qué tiene de malo? —pregunto entre risas.

Nicolas:—No, ve a cambiarte.

Me doy vuelta mirándolo de frente.

Emilia:—Ni aunque me lo ruegues me cambiaré, me encanta cómo me queda.

Nicolas:—Lo que te encanta es provocarme —aclaró.

Emilia:—Compórtese y tome su café, Vazquez, que se enfriará —vuelvo a ponerme de espalda a él.

Siento cómo las manos de Nicolas se sumergen debajo de mi falda y me acaricia por arriba de mis bragas.

Comienzo a reírme.

Emilia:—Nicolas, Nicolas —jadeo por lo que me causa y saco su mano—. Son las 8 de la mañana, toma el café que llegaremos tarde.

Nicolas:—Tú te lo pierdes —dice y se sienta para tomar su café.

Vuelvo a reírme y me siento a terminar con la notebook.

La tensión estaba, se vivía, y era inevitable. Nuestros ojos se comen por sí solos, yo trato de resistirme porque sé que debo terminar con mi trabajo.

Nicolas termina su café, yo busco las últimas cosas que me faltan y regreso a la cocina adonde Nicolas leía un e-mail en la notebook.

Emilia:—¿Vamos? —pregunto mirándolo apoyada en el marco de la puerta.

Nicolas me mira un instante y se acerca rápidamente, me devora la boca.

Nicolas:—Cinco minutos, nada más —murmuró desesperado.

Jamás fui así, me desconocía completamente por la manera en que me conectaba con Nicolas. Fue un instante, en un abrir y cerrar de ojos me encontré sosteniéndome del borde del mármol de carrara que tenía la cocina, sintiendo las manos de Nicolas nuevamente entre mis piernas, acariciándome.

Mi error fue "odiarte/amarte"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora