2. Rutina

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Bakugo suspiro con molestia, estaba en el salón leyendo los temas que el profesor explicaría hoy, se estaba esforzando por entender pero dos malditas voces lo distraían, era jodido, ¿no podían esos bastardos hablar en otro sitio? ¿Por qué debía se...

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Bakugo suspiro con molestia, estaba en el salón leyendo los temas que el profesor explicaría hoy, se estaba esforzando por entender pero dos malditas voces lo distraían, era jodido, ¿no podían esos bastardos hablar en otro sitio? ¿Por qué debía ser justo detrás suyo?.

—¡Cierren la maldita boca jodidas mierdas!

Expreso el alfa rubio con disgusto, estaba molesto y enojado, muy enojado, el jodido brocoli no dejaba de parlotear con el molesto mitad-mitad, Bakugo los miro queriendo explotarlos, sus feromonas comenzando a ser hostiles hacia el par que conversaba tras suyo.

—¡Lo siento Kacchan, ya nos movemos!

Izuku como de costumbre, no quizo pelear por lo que intento irse por la opción más viable y tranquila, dejar a Bakugo.

Bueno, si Izuku era una banderita blanca de paz, Shoto era la bomba que explotaba repentinamente, el alfa mitad-mitad no se movió mientras aún lo veía, su rostro serio e indiferente parecía enfurecer aún más a Bakugo, Shoto parecía mirarlo como si el rubio fuera poca cosa, un simple extra más, Bakugo lo miro con rabia mientras hablaba en un tono de voz exageradamente alto, Todoroki Shoto siempre lo sacaba de sus casillas.

—¡¿Qué me ves jodido imbécil?!

Pregunto con rabia en su interior quemándolo, en el proceso de su ataque de ira y sin notarlo, el alfa rubio golpeó la mesa ligeramente, aunque no había causado algún daño a la mesa del asiento, su mano si pareció ponerse algo roja por el golpe.

Todoroki Shoto, como siempre de imprudente, tomo la mano de Bakugo sin ningún cuidado y la levanto sacándola de la mesa.

—No se golpean los objetos.

Todoroki pareció querer añadir algo más porque no soltó a Bakugo, en cambio siguió sosteniendo con un agarre algo fuerte la mano ajena, Bakugo quizo quejarse cuando el profesor pasó al salón interrumpiendo su escénita tonta, Katsuki quizo gritarle y golpearle al alfa que lo sostenía, más no lo hizo, solo se quejo con su tono de voz común y luego aprovecho el momento de descuido del alfa mitad-mitad para arrebatarle el asiento que ya había reservado para si mismo.

La clase transcurrió como de costumbre, Bakugo y algunos otros alumnos anotando y prestando atención a clases con su típica cara de amargado, algunos otros alumnos anotando sin entender un carajo, otros simplemente sentados con la cabeza agachada en la mesa del asiento resignados a que probablemente llegarían a jalar el año.

Cuando las primeras clases terminaron y llegó su hora de receso para los alumnos de secundaria, Bakugo dejó sus cosas y se limito a salir, en el camino algunos de sus compañeros lo saludaron, el les gruñó a todos y solo llego al centro de comida de la escuela, al llegar paso caminando sintiendo algunas miradas, probablemente de odio, Bakugo sabía que era ciertamente insoportable, aunque claro, le daba completamente igual, el siguió su camino hasta llegar a pedir su comida, compro algunas barras de cereal y de bebida una agua, comió un poco y luego llevo todo en manos, salió del patio de comidas y se dirigió a su casillero, guardo las barritas y el agua en su mochila para sacar en cambio un libro, luego cerró su casillero y subió hasta llegar a la azotea, se sentó en un lugar de la azotea que estaba reservado de todos, nadie venía aquí, solo aveces para fumar o.. no lo quería ni mencionar.

Bakugo leyó con calma, su expresión se relajo por completo inmerso al mundo, pareció encontrar un descanso y satisfacción en el libro entre sus manos, había algunos que no disfrutaban mucho los libros, así que si estuvieran viendo a Bakugo, lo mirarían extraño.

El timbre volvió a sonar minutos después, Bakugo cerró su libro y bajo con su cara de culo, como de costumbre guardo sus cosas en su casillero, algunos que lo veían pensaban que sus acciones parecían tan agresivas como su personalidad. Bakugo terminó de guardar todo y sacó sus cuadernos para la siguiente clase, llegó justo a tiempo para no tener que volver a pelear por su asiento.. aunque si el era sincero, esta rutina lo aburría, así que solo aveces, disfrutaba poder tener con quien discutir o pelear, lo hacían sentirse más cómodo, más humano.

Las clases terminaron y Bakugo salió con sus libretas en brazos, guardo todo en su mochila y luego lo colgó en su hombro para dirigirse a casa, camino sintiendo el aire golpear su rostro, fue calmante, cerró sus ojos solo por un milisegundo y siguió caminando, pareció tranquilo mientras llegaba a casa.

Al llegar abrió la puerta con su llave e ingreso a casa, escuchó a su padre parecer estar haciendo las tareas del hogar, luego escucho a su madre ayudarlo mientras le gritaba lo inútil, bueno para nada que era, Bakugo se limito a escuchar sabiendo que saldría perdiendo si interferia en esa situación, por lo que ignorando la presencia de sus padres y las palabras de su madre, camino hasta llegar a su habitación, sacó sus cosas y las organizo, luego entró al baño para lavar sus dientes y rostro, al terminar salió y se sentó en su escritorio, puso música en su teléfono en tono bajo mientras que comenzaba a realizar sus tareas.

Fueron dos horas después cuando Bakugo terminó sus labores, guardo sus cosas para mañana y luego se estiro, su cuerpo algo adolorido, solto un bostezo mientras se levantaba de su asiento, al levantarse camino hasta llegar a su cama, ya en ella decidió prender su teléfono y revisar sus redes sociales, vio que algunos de sus compañeros subian fotos de sus salidas, otros compartían chistes o "chismes", también se etiquetaban entre sí, Bakugo los tenía agregados, pero el lo sabía, sabía a la perfección que el, no era parte de ellos, a el no lo consideraban un amigo, y por lo tanto, el tampoco lo hacía.

Mientras Bakugo miraba algunas publicaciones más, su puerta fue repentinamente abierta, Bakugo dirigió la mirada a la alfa que parecía entrar a la habitación de Bakugo algo enfadada, lo miro y al notar que estaba tirado en su cama, comenzó a regañarlo soltando algunos insultos en el proceso, Bakugo la escucho contestando a la mayoría de los ataques y recibiendo algunos lapos en su cabeza por ser un "malcriado", gracioso porque ella lo había criado, al terminar su discusión, su madre se limito a decirle que bajara a comer.

Bakugo era conteston, lo sabía, pero también era obediente, así que se paro y salió de su cuarto yendo al comedor, al llegar escucho a su padre pelear con su madre, esta "discusión" se limitaba a su madre quejándose de todo, y su padre escuchándola, el no los miró en ningún momento y al terminar su cena, agradeció a su padre y se levantó, llevó sus platos al lavadero, los lavo, seco y guardo.

Luego salió de la cocina y con un movimiento de manos, se despidió de su padre caminando así hasta su habitación.

Al llegar a su habitación ordeno un poco, luego entró al baño y se ducho. Salió de la ducha y se cepillo sus dientes, estando listo salió del baño y fue a su habitación para ponerse su pijama que consistía en un pantalón gris con una camiseta mangalarga a juego que tenía una frase estúpida en el centro de esta.

Katsuki avanzo hasta llegar a su cama, se metió bajo las sábanas y se tapo bien, luego puso a cargar su teléfono que estaba a su costado, seguido a esto se acurrucó en su colchón con el cuerpo derecho, había aprendido a dormir así por su madre.

El sueño llego a él mientras reflexionaba, su vida le parecía tan aburrida, tan común, todos los días eran una maldita rutina, solo si salía fines de semana podía sentir menos presión en si y relajarse olvidando sus problemas en alcohol, mientras pensaba, su mente divago en otro tema, Todoroki Shoto, su enemigo, le caía mal, ese tipo parecía tener todo lo que quería a sus pies sin siquiera intentarlo, era jodidamente molesto.

Bakugo suspiro y, mientras maldecía a Shoto como última persona en su cabeza, tanteo su cabeza y así, se quedó dormido.

Esto era lo normal, esto era lo de costumbre, o bueno, lo fue por lo menos hasta ese día viernes de la misma semana, a partir de ese día, absolutamente todo, había cambiado.

Esa nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora