Capítulo 4

291 47 2
                                    

Condena (s.): Fallo de culpabilidad contra un acusado.

Yoongi

—¿Señor Min? —Jimin dejó mi café en mi escritorio dos semanas después. Insistí personalmente en que trabajara como mi pasante, a pesar de que mirarlo me hacía enojar.

Hice un punto de no decir demasiado a su alrededor, me abstuve de mirarlo demasiado tiempo, y fui más cruel que nunca, incluso despectivo. Lo hice responsable de traer mi café a diario, le exigí que volviera a hacer cada tarea, al menos tres veces, y cada vez que me pedía ayuda, le respondía con un frío "imagínalo por ti mismo."

Nunca parecía molesto u ofendido por mi dureza, lo que me hacía sentir aún más furioso. Pensé que tenerlo trabajando para mí me permitiría verlo agrietarse bajo la presión y que mi atracción por él desaparecería, pero sólo se intensificaba cada vez que veía su cara.

Especialmente hoy.

Cuando acomodó mi café, noté que sus pezones se asomaban a través de su fina camisa de botones color beige, que además sus pantalones eran tan ajustados que permitían ver la impronta de sus bragas de encaje.

Joder...

—¿Señor Min? —preguntó de nuevo.

—¿Sí, joven Park?

—Tengo un ensayo importante para un ballet del que formo parte, así que me preguntaba... —Parecía absolutamente nervioso—. ¿Puedo irme a casa temprano hoy?

—No.

Suspiró. —Realmente necesito estar en este ensayo... es en el Grand Hall. —¿Y?

—Y —dijo, aclarándose la garganta—, con el debido respeto, Señor Min, esto es algo grande para mí. El Grand Hall está generalmente reservado para las actuaciones, por lo que el hecho de que lo abran y nos dejen usarlo en un ensayo es...

No lo escuchaba, y por mucho que quería regresar a mi trabajo y dejarle claro que era ignorado, no pude. Me encontraba demasiado ocupado mirando los contornos de su boca.

—Eso es un hecho. —Seguía hablando por alguna razón—. Creo que he marcado puntos muy válidos, y como no estoy pidiendo demasiado, debería estar de acuerdo en dejarme ir.

—Regrese al trabajo, joven Park.

—Señor Min, por favor...

—Regrese. Al. Trabajo. —Lo miré, desafiándolo a dejar que otra palabra saliera de su seductora boca—. No me interesa su vida personal. Le pago por veinticinco horas semanales, por lo que trabajará veinticinco horas a la semana, y cuando digo que trabajará me refiero a que realmente lo hará. Por lo tanto, vuelva a su cubículo.

Me miró durante unos segundos, y no pude dejar de notar las lágrimas en sus ojos.

—Puede llevarse esa caja de Kleenex cuando salga —dije.

Sacudiendo la cabeza, dio un paso atrás y se dirigió a la puerta. —Voy a preguntarle al señor Choi si puedo salir temprano. Sin faltarle al respeto.

—¿Perdón? —Me puse de pie—. ¿Qué acabas de decir?

Siguió caminando hacia la puerta, el sonido de sus zapatos resonando más y más rápido. Antes de que pudiera girar la perilla de la puerta, lo rodeé y la cerré con mi mano.

—No soy fanático de la insubordinación, joven Park.

—No tiene que preocuparse por eso. —Su cara estaba roja, retorcida por la ira—. Voy a pedirle al señor Choi que me asigne a otra persona porque me niego a seguir trabajando con usted.

DR vol.1 - YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora