Capítulo 22

190 23 20
                                    

—¡SÍ BETTY SÍ! —la interrumpió. —¡SE VAN A-A ACERCAR Y NOS APLASTARAN HASTA Q-QUE NOS SALGAN LAS TRIPAS POR LA BOCA Y-Y-Y-Y- —dejó de hablar invadido por el llanto, dejando salir un lloriqueo desgarrador.

—Jug, mírame —tomó sus muñecas de nuevo, esta vez consiguiendo que la mirara. —Tienes que calmarte —dijo al ver como se ahogaba en sus propias lágrimas, a la vez que llevaba sus manos hasta las mejillas del ojiazul. —No va a pasar nada, pero tu cabeza te hace pensar que sí.

—¡NO LO S-SABES! ¡NOS VAN A-A APLASTAR COMO R-RATAS! —continuó angustiado sin escucharla.

—Dios —suspiró la rubia viendo como nada mejoraba. —Juggie confía en mí, enserio no va a pasar nada de eso —acarició sus mejillas hasta su barbilla mientras le secaba las lágrimas, producidas por el pánico más que por otra cosa.

—¡No lo sabes, n-no lo sabes Betty! —reprochó. —¡No, no, no, n-no lo e-entiendes! —el pelinegro solo negaba repetidamente como un disco rayado mientras seguía llorando.

—Cálmate —la menor bajó sus manos hasta su cuello. —Tienes que calmarte Jug, sino sí que te quedarás sin aire —dijo preocupada.

—¡¿QUÉ MÁS DA?! V-vamos a morir i-igual y-

—Ya —lo abrazó interrumpiéndole, dejando la cabeza de este en su hombro.

—No, no, no, no, n-no —siguió negando mientras temblaba, aterrado.

—Deja de decir no, todo está bien Jug, por favor créeme —susurró en su oreja, sin saber que hacer para que todo esto parara.

—N-no —negó respirando pesadamente.

—¿Por qué ahora te agobia estar en un sitio pequeño y hace tres días no? —indagó acariciando su espalda mientras él seguía en su hombro.

Jughead se separó bruscamente volviendo a poner la espalda contra la pared.

—¡NO P-PUEDO ESTAR DOS SEMANAS MÁS A-AQUÍ BETTY! ¡NO PUEDO! —gritó agobiado, volviendo a ponerse nervioso al recordarlo.

—No grites, por favor —pidió, su cara estaba completamente roja de angustia. —Ven —suspiró y volvió a abrazarlo, esta vez más fuerte. —Juggie confía en mí, las paredes no se van a mover, te lo prometo —susurró lo último en su oreja. —Son duras, como tú —sonrió. —No se van a mover —aseguró.

—¡SÍ- —intentó seguir hablando, pero empezó a toser, separándose de la chica, ya no le quedaba voz ni fuerza. —¡SÍ VAN! —sollozó como pudo mientras seguía tosiendo.

—Jug... —la rubia lo miró triste, acercándose y volviendo a acariciar sus mejillas, sintiéndolas arder y viendo sus ojos rojos llenos de lágrimas y miedo.

El los cerró al ver que los observaba, mientras seguía sollozando con la cabeza apoyada en la pared, llevaba un buen rato y era incapaz de parar.

—Cálmate por favor, no puedo verte así —susurró negando la ojiverde.

—¡N-no es t-tan fácil! —tosió el otro, ahogándose.

—Lo sé, pero... déjame ayudarte —pidió.

—Me duele l-la cabeza —se quejó el pelinegro, llevando las manos a su frente, ignorando cualquier cosa que hubiera dicho la rubia, no estaba presente.

—Normal, estás ardiendo, ven, quítate esto —le sacó el gorro de lana y lo dejó en el piso, lo mismo hizo con su chaqueta, la cual también tenía pelo por dentro, y siguió con su remera, dejando a un Jughead empapado en sudor a la vista.

Este se acomodó el cabello, también empapado en sudor, no era una buena idea llevar capas y capas, además de lana, en medio de un ataque.

—Así mejor, espera —la ojiverde fue a por un trozo generoso de papel higiénico y lo mojó con agua fría, ya que no había toallas, lo escurrió un poco en el lavamanos y volvió a agacharse a su lado. —Ven —lo separó un poco de la pared y le puso el papel en la nuca, haciendo que un escalofrío le recorriera todo el cuerpo, apretó su otra mano contra una de las mejillas del chico, para que sintiera el frío del agua, devolviéndolo a la realidad y haciendo que suspirara entrecortado. —¿Mejor? —preguntó, viendo una pequeña mejora.

—C-creo —cerró sus ojos recargando la cabeza de nuevo contra la pared, cansado.

—Bien —Betty acarició su mejilla y bajó la mano hasta su pecho, haciendo lo mismo y después llevándola a su hombro.

El ojiazul sonrió inconscientemente, y más tarde hipó varias veces tratando dejar de sollozar.

—Tranquilo, respira —le apartó un mechón de cabello rebelde y le sonrió.

—Tranquilo, respira —le apartó un mechón de cabello rebelde y le sonrió

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No están preparados para lo que viene

Laura Blossom

AtrapadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora