(Alba's point of view.)
Abrí aquella puerta lentamente, intentado hacer el menor ruido posible por si mi madre estuviese descansando. Me recargo sobre el gran marco de la puerta, asomando la cabeza por un lado antes de entrar del todo, pero no encuentro nada extraño.
Doy un paso al frente, y la puerta se cierra de un portazo, despertando a mi madre que como presentía segundos atrás, estaba atrapada en un profundo sueño.—No lo he hecho yo. Una sonrisa pícara al instante.—Ha sido el viento.
Mi mamá me mira con una chispa de diversión en sus ojos, asintiendo, dándome a entender al momento. Me hace saber que absolutamente todo está bien y que sólo ha sido otro susto, como los dos anteriores.
Suspiro tan tranquilamente, y sonrió un poco al verla feliz. Con mi compañía.
—Anda, ven aquí. Mi madre dice, golpeando ciertas palmadas sobre la gran camilla en ese cuarto de hospital.
La habitación era la misma, la conocía de pies a cabeza. Era como todo cuarto de hospital, con colores cálidos y llenos de materiales y máquinas con sonidos extraños.
En realidad, apestaba.
—¿Ha sido él de nuevo? Pregunté, tomando asiento junto a ella.
Ella asintió.
—Se lo han llevado. Al fin. Mi madre suspiró, mirándome buscando una respuesta.
—No era para más. Me encogí de hombros, sin entender.—Es lo mejor, ma. Lo siento.
Muy en el fondo no estaba triste, y para ser verdad, tampoco me importaba. Al fin y al cabo, aunque no es una buena noticia porque es mi padre, sé que es lo mejor para las dos.
—¿Exactamente cuándo hace que se han llevado a papá a la cárcel? Pregunté.
Mi madre solo cerró sus hermosos pero golpeados ojos. Sé que está pensando y se que sufre, aunque en estos momentos le cuesta asimilarlo.
—No tengo la menor idea. Ella rió.—Sólo llamé a la policía para poner una orden de alejamiento, momentos después, avisaron a tu padre y llegó a casa como unas horas después totalmente enfurecido. Ella suspiró, encogiéndose de hombros. Tenía el corazón desechó.—Después, solamente desperté aquí.
Tomó su mano con fuerza, haciéndole saber que no está sola, ya ya estoy aquí, dando pequeños círculos con el pulgar encima de ésta.
—Por cierto.. Alba, iCasi se me olvida! Gritó, llevándose ambas manos hacia su boca al unísono del grito, dándose cuenta en que lugar estaba.
Tranquilamente suelta mi mano y toma por un lado una pequeña canastilla que se encontraba al lado derecho de la camilla.
En ésta habían unas flores y una caja de bombones. Muy bonito, en realidad. Me encantaban las flores.
Y podría tener el presentimiento de quien las mando.—No preguntes porque, ni quién, porque no lo sé. Pero, ha venido un chico diciendo que era amigo tuyo. Ella mencionó, con emoción.—Era un chico muy bello, muy alto, y moreno. Ella sonrió, recordando. —Me ha dado esto para ti, ábrelo.
"No importa que tan lejos estemos, o que tan cerca,
yo siempre estoy para ti"con amor, J.