Capítulo 46

126 8 0
                                    


Los rayos del sol de Estambul caían sobre estos enamorados. Ambos se daban las manos bajo los árboles del palacio y recitaban poesías. ¿Se querían? Si, pero era peligroso.

-Hable con mi madre sobre nosotros, pero debido a todo lo que estaba pasando no tiene tiempo para mi- baja su cabeza con pequeñas lágrimas en sus mejillas.

-Amor mío, no llores -esté limpia sus lágrimas y besó su mejilla-. La sultana está estresada con lo sucedido, ya tendrá tiempo para nuestro amor que será eterno.

Mientras esto se abrazaban tranquilos en la otra esquina del bosque una sombra los vigilaba, alguien que se mantenía a la línea para no levantar sospechas pero que cuando se revelara muchos perderían su cabeza.

Del otro lado del palacio todo era un caos, hace más de dos semanas, el príncipe y las sultanas permanecían aún desaparecidos. Habían llegado noticias de una mujer con su aspecto pero aún no se ha dado con ella. La sultana Ayshe estaba en peligro de perder su barriga debido al gran estrés por el cual estaba pasando. El sultán pasaba día y noche en guardia para encontrar y castigar a los traidores. La sultana Geverhan y sus sobrinas Hande y Geverhan se ocupaban de Ayshe para que no moviera ni un solo músculo, cosa que era imposible para esta.

Pasada la tarde cuando caía la noche, unos hombres se encontraban en la otra punta del palacio. Uno estaba cubierto con una gran capa negra y el otro parecía ser alguien de rango alto, un pasha quizás..

-Mi señor, la sultana le pide que no tarde tanto, ordena que comience con el plan de una vez.

-Dígale a mi sultana que no se preocupe, que tengo un plan en mente que la sorprenderá. Solo llevale esta carta, cuando tome una decisión me la anuncias. Estaré mañana en el pueblo, hay unas cosas que necesitan mi aprobación.

-Veo que tiene usted mucho trabajo.

-Así es. Desde que Halit está con la búsqueda de las sultanas y sus viajes de negocios muy raros ya no tiene tiempo ni para su mujer. En fin esto solo nos da ventaja, después de la jugada que tengo en mente mucho cambiará.

-Eso espero mi pasha.

-Ahora vete nos podrían ver.

Así se despiden ambos mientras que el pasha regresa al palacio.

-Mi señor, el sultán desea verlo.

Este se dirige a los aposentos del sultán. Camina con las manos cruzadas tras su espalda, la mirada fría mientras frunce el ceño. Es un poco mayor, pero podría destrozar a un dragón con solo mirarlo.

-Majestad -dice este con seriedad.

-Yusuf, a mis brazos -el sultán muy alegre lo abraza y le da dos palmadas en la espalda.

-Sultán, me honra poder verlo al fin, fueron unas semanas muy largas.

-Lo sé pero ya estoy aquí y me hace feliz verte, mi imperio te necesita en estos momentos. Dime como va todo.

-Muy bien majestad. Como ya sabe encontramos al mercader estafador, le dimos su castigo y recompensamos a los que sufrieron daños. También atacamos los barcos enemigos que nos enviaron la amenaza, encontramos cofres de oro y bolsas enormes de comidas, además pudimos rescatar a unas mujeres que estaban siendo vendidas allí.

-Yusuf, toma ese oro y comida, quiero que lo repartas en las calles. Las mujeres que sean revisadas y traídas al palacio. Estoy seguro a tu lado, siempre has sido un gran soldado. Pídeme lo que quieras.

-Majestad, sabe que hace años nos conocemos y que le soy leal pero esta vez sí le pediré algo -esté baja la mirada al suelo en cuanto el sultán lo mira con el ceño fruncido-. Quiero la mano de su hija.. la sultana Hatice.

-Tu petición me ha dejado sin palabras, sin embargo estoy de acuerdo, si mi hija así lo desea te casarás con ella. Confío en tí, sé que no me fallarás. El imperio necesita a más hombres como tú.

La puerta es golpeada y al rato se abre, la sultana Hatice entra con una sonrisa demasiado evidente para estas situaciones. Yusuf solo puede mirar su hermoso cabello dorado y los rizos que se forman en su frente. Esta hace una reverencia a lo que el sultán se levanta y besa su frente.

-Yusuf, puedes retirarte -menciona el sultán con una sonrisa y este acata la orden.

Solo puede pensar en el momento en el que tenga a Hatice a sus brazos y se convierta en uno de los más poderosos del imperio.

-Querida Hatice, mi sol y alegría. ¿Cómo estás?

-Padre, estoy mejor. Pero mi madre aún está afectada, todas las noches voy a verla desde la última vez que despertó gritando el nombre de mi hermano.

-Esto es difícil para todos, ya mis guardias están moviendo cielo y tierra, los encontrarán, mientras no te separes de tu madre y tus hermanos querida.

-Padre- se echa a sus brazos entre lágrimas.

-Hatice querida, todo pasará -este la abraza y duda unos momentos antes de seguir hablando-. Hay un hombre, Yusuf Pasha. Es un buen hombre, honrado, leal, noble y durante años ha salvado al imperio. Él quiere tu mano.

-¿Mi...mano? -esta lo miró fijamente intentando no derrumbarse. Por dentro su corazón se apretaba, sentía que sus pulmones quedaban sin aire poco a poco. Ella amaba a otro, este no era su plan.







Hola, después de un gran tiempo sin publicar aquí esta un capítulo nuevo. No había estado activa debido a los exámenes y un bloqueo mental que llevo que no me deja ni leer. Espero os guste este capítulo que ya casi termina la historia. Besitos y buenas tardes o días o noches :)


La Sultana del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora