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En un reconocido café de la cautivadora Nápoles, la figura de un joven con una taza en mano se hacía presente. Con un semblante sereno junto a una sonrisa que amenazaba en salir, el chico miraba con devoción a un joven de curiosa gorra que hablaba animadamente con el empleado que anteriormente tomó su pedido.

  
Sumido entre las deleitantes sensaciones que solo el estar enamorado puede brindar a un ser humano y de esa manera, a un ritmo lento pero adecuado, Giorno aprende a "disfrutar el momento", pues su mente, acostumbrada a estar planeando el siguiente paso para su futuro, no se adapta aún a esa nueva pero necesaria forma de ver el mundo.
  
  
  
—"Deberías hablar con él"—
  
  
  
Una familiar voz interrumpe en su estado, reconoce al autor que está detrás de esto, es  alguien que nuestro joven de ojos turquesa considera algo así como su mentor, al quién mira cómo una persona digna de admiración y respeto, persona que se le acerca con su afable y armonioso semblante, Bruno Bucciarati saluda de a gesto y mira con cariño a Giorno Giovanna.

  
—"Hace tiempo arreglamos las cosas, ahora casi todos los días hablamos"—respondía mientras evitaba con cierta pizca de orgullo, la mirada penetrante y casi acusatoria del pelinegro.

  
  
El rubio sabía perfectamente a qué asunto se refería el ojiazul, el confesar sus sentimientos, pero prefería hacer el papel de desentendido, aún conociendo que Bruno sabe cuándo alguien no está diciendo la verdad y por sobre todo que logra descifrar lo suficiente el lenguaje no verbal del chico.

  
—"Querido Giorno, sabemos bien que no es eso"— junto a esa réplica, Bucciarati soltó una risa de quién descubre a un niño haciendo una travesura que podría catalogarse como inocente. Acto seguido corrió la silla que se encuentra al lado de Giorno para sentarse a su lado en la mesa de aquel café.

  
  
  
—"Recuerda también que el tipo de vida en el que ambos están envueltos, trae consigo incertidumbre del que será mañana"—

  
  
La pesadez en el  corazón de Giorno no tardó en llegar, sabía que rumbo tomaría la conversación y a qué punto quería llegar aquel hombre, últimamente había pensado en ello, quizás más de lo que se considera sano. Y por eso evitaba de nuevo esos ojos que escudriñan su ser, pero este espiral incesante de molestas e inquietantes ideas se vieron interrumpidas por el maullido de un gato carey que captó su atención, el felino se dirigía hacia el joven de rulos pin up , este último se inclinó para tomar al gato y brindarle algunas caricias y este animal se posa de forma tan ligera en el regazo del humano.

  
  
  
Bucciarati y Giorno se mantuvieron en silencio, aún con este último evadiendo el choque de miradas, ahora mimando al minino mientras cerraba sus ojos para disfrutar del tacto del pelaje de esté.
La acción ayudó a relajar al rubio que tomó valor para mirar a Bruno y decidió abrir sus ideas, pensamientos y sentimientos a este, quizás sería de ayuda frente a ese problema del que no debía huir. Al mismo momento en que voltea su rostro hacia su compañero, escuchó un quejido suyo con una muestra de evidente dolor. La mano de Bucciarati fue arañada por el gato. En ese mismo instante un tétrico sonido agudo empieza a hacerse audible, inunda el lugar y penetra bruscamente en los oídos de los presentes.
Sin tiempo de espera , el felino se lanza hacia el rostro de Giorno y lo empieza a atacar.

  
  
—"¡Giorno-!, y ...¡¿Ah?! ¿Bucciarati?"—

  
  
Justo al momento en que la voz de Mista hace presencia, como si de un poderoso hechizo se tratase, aquel áspero e insoportable sonido cesa y el gato, con mucha violencia, se aparta del ahora lleno de pequeñas cortaduras, rostro de Giorno. Sin embargo las cosas no se veían bien, ese animal que hace unos momentos estaba en su cara para nada se veía bien, de repente es una irreconocible masa que al macabro compás de contracciones, dilataciones y estiramientos como si de plastilina que un ente invisible moldea, empieza a nacer un algo tal cual escultura, una que toma una forma dantesca y al empezar a hacer está su aparición el entorno se tiñe de oscuridad, una dónde todo ha desaparecido y solo Giorno y el monstruo en formación están presentes.

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