Because the night

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El cardenal es un hombre muy especial.

Le gustan las caricias detrás de la oreja y ser abrazado durante el coito.

Su posición favorita es de misionero y siempre se encarga de hacer que su compañero alcance su propio orgasmo.

También es el hombre más guapo que puedes tener encima tuyo embistiéndote al punto de que te tiemblen las rodillas.

Terzo sabe esas cosas. Al menos sabe cómo funcionan cuando son alrededor suyo por experiencia personal.

Digamos que fue una sorpresa visceral que Copia haya llegado una noche a su habitación manifestando un intenso deseo de pasar la noche con él. Terzo, como su Papa y aquel que vela por el bienestar de todos en la iglesia, no pudo exactamente negarse. Además, no era un secreto que las puertas de su dormitorio estaban siempre abiertas y que el cardenal era un hombre bastante atractivo.

Esa noche fue la primera que compartieron juntos y había marcado un antes y un después en la vida del Tercer Emérito. Nunca antes se había visto a sí mismo esperando la medianoche solo para recibir la polla de un hombre en su cuerpo pero así era la cosa esos días.

Copia es el mejor amante que haya cruzado por su cama alguna vez. Ya lo describió antes pero puede seguir haciéndolo, en especial en esos momentos que el hombre lo toma por las caderas y lo lleva hasta su cama, dejándolo en el centro del colchón antes de desvestirse frente suyo para su deleite. Copia tiene el no-sé-qué tan adictivo que Terzo extraña de inmediato el calor de su piel cuando no está encima suyo.

Las palabras pican en la punta de su lengua sin embargo nada hace realmente sentido como para decirlo en voz alta. Aún así, está seguro de haber murmurando un "ven a mi" tan necesitado que normalmente se asustaría por eso. Igualmente fue útil, a juzgar por la mirada que Copia le da de regreso y la forma en que sube a la cama para trepar sobre su cuerpo.

Papa cierra sus ojos y se deja querer por el otro hombre. Tiene un toque romántico a morir, lo cual es sorprendente cuando toma en cuenta que jamás se han besado. Cuando Terzo lo intentó Copia corrió la cara y susurró un "no", lo que bastó para que no volviera a intentarlo. Por lo demás, no puede decir que los besos le hacen falta aunque los anhela.

Se toma su tiempo en que sus manos recorran el lienzo blanco que es su piel. Acaricia donde gusta y cuando ha sido suficiente, toma el lubricante y sus dedos se encargan de dilatarlo.

Terzo pierde toda noción del tiempo cuando alcanzan llegan a ese punto de los preliminares.

Como líder de la iglesia se supone que todos están para servirle a él pero con el tiempo descubrió que rara vez el asunto funciona así. Él es quien está para servirle a ellos. Por eso los deja llegar a su cuarto y pedir lo que deseen, y lo que ellos desean siempre es él. Lo cual es adictivo. Terzo adora el cómo lo desean y poder verlos demostrar cuánto lo quieren es mejor aún.

Es por eso que el sexo se volvió tan adictivo. Es la mejor forma de apagar el cerebro y ser feliz, incluso si tiene que mantener su papel de Papa Emérito cuando los tiene en su cama.

Con Copia es aún mejor porque puede dejar de lado parte de la fachada y recibir placer de vuelta también, no sólo brindarlo. A Copia genuinamente le importa sino ¿por qué se tomaría su tiempo en dilatarlo mientras besa su cuerpo para compensar la incomodidad de la intrusión? Y eso que rara vez duele. Pero la dedicación lo hace aún más especial.

Terzo es, de hecho, un sexópata por naturaleza. No obstante solo con el cardenal ha logrado inhibir en su totalidad los malos pensamientos para dirigirlos a su amante.

Y es que Copia se siente tan bien. Pueden pasar semanas de que lo probó pero todavía Terzo gime y se aferra a las sábanas cuando desliza aquella longitud dentro y todo su cuerpo se aprieta alrededor suyo.

The Man You Are, Cardinal;; CopiiiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora