Susurros de ayuda •| Capítulo 04

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Era una tarde nublada, la lluvia caía con intensidad en la ciudad, los truenos eran estremecedores. Ese día no tenía que ir a trabajar, era su descanso, por lo que tomaba un café en su sala mientras buscaba algo interesante que ver en la TV.

"¡Shoto!".

Escuchó un grito provenir de afuera. Apagó el televisor para escuchar mejor, dejó su café y camino hasta la puerta del jardín, solo pudo observar la fuerte lluvia formar grandes charcos de agua en el lodoso piso y los grandes árboles bañarse del líquido.

"Ayúdame, Shoto!".

Otro nuevo gritó lo alertó. Parecía provenir de dentro de aquel bosque detrás de su casa. Sin pensarlo con claridad, salió a buscar a aquel que gritaba con tanta insistencia su nombre. Recorrió algunos metros rasgando su ropa por los roces con ramas, estaba completamente empapado, su respiración era pesada y la densidad del lugar no lo dejaba ver con claridad.

"Shoto, ayúdame".

Escuchó un ligero susurro provenir detrás de él. Volteó, pero no había nadie. La lluvia paró dejando salir los radiantes rayos del sol, estaba solo en aquel bosque. Solo podía escucharse el sonido del rocío caer contra el piso y el suspirar del viento.

Regresó a casa resignado y confundido por lo que acaba de pasar, también por su abrupta forma de actuar y salir corriendo a la fría lluvia y el solitario bosque.

"Ayúdame".

Otro, esta vez fue en la pieza de arriba, corrió aun con la ropa mojada y los pies llenos de lobo, dejó un camino hasta el segundo piso, pero eso por el momento no le importaba. Llegó hasta el pasillo que dividía a todas las habitaciones. Cayó de rodillas al sentir una fuerte punzada en la cabeza. Alzó la mirada jadeante, abrió los ojos con sorpresa al ver un camino de sangre en el pasillo, las paredes color crema también se manchaban con este líquido carmín intenso.

Parpadeó un par de veces, pero al regresar la mirada, ya no había nada de lo que vio hace apenas unos segundos. Sosteniéndose de la pared, caminó hasta la habitación principal, se quedó parado en el marco de la puerta.

"¡Ayuda!".

Miró adentro al escuchar un feroz grito, pudo ver como una sombra negra envolvía a otra. Abrió sus ojos al ver de quién se trataba. Lo veía aterrado mientras su abdomen y pecho eran apuñalados con brutalidad, su cuerpo se paralizó y sin poder hacer nada, se quedó mirando la horrible escena. La sangre manchaba la cama, las paredes, el piso, el tocador, la brutalidad del crimen se veía por toda esa habitación.

"Izuku...".

Salió en un doloroso susurro de sus labios. La escena desapareció dejando ver un cuarto limpio y monótono, aburrido, sin vida. Comenzó a quedarse sin aire, jadeo buscando lo que necesitaba. No sabía que estaba pasando con él, no sabía la necesidad de recordar el día en que más se sintió inútil, no solo como persona, sino como amante, esposo... como héroe.

Cayó al piso apunto de desmayarse.

"Shoto, te amo".

Un último susurro calmó la ansiedad de su alma en ese momento, era tan cálido y había acariciado su corazón para mantenerlo tranquilo. A pesar de todo, estaba devastado, confundido, extrañado, los susurros comenzaban a enloquecerlo, provenían de ningún lado y comenzaba a creer que estaba volviéndose loco.

Los inevitables susurros estaban enloqueciéndolo poco a poco, provenían de ningún lado, aumentando la ansiedad de saber quién estaba atormentándolo.

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