3.No, pero ¿Sí?

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Me desperté, después de que pareciese que habían pasado años para mi . No lo sabía, pero sentía que había sido mucho el tiempo que había pasado desde la explosión en casa. Hice un intento de ponerme de pie agarrándome a la cama de matrimonio que había en medio de la habitación. Para sorpresa de no sé quien, lo logré, aunque el insufrible dolor de cabeza no cesaba.

-¿Que cojones? Pensé en voz alta ¿Desde cuando había una cama de matrimonio en la habitación de mi hermana?

Pero es que ahí estaba el problema, esa no era la habitación de mi hermana. La habitación de Andrea era más bien pequeñita, con una cama individual, en tonos muy apagados y con un escritorio debajo de la ventana que daba a la calle. Pero esta habitación era muy grande, con muchas ventanas, una cama doble y por lo que veía al final un gran vestidor.

-¿Pero donde estoy? Obviamente, volví a pensar en voz alta.

Empecé a investigar un poco más y salvo que la habitación era muy clara y que a demás contaba con baño propio, no descubrí nada más. Así que decidí salir de ahí, para buscar a mi hermana y saber donde estaba. ¿Nos habría mandado mi madre a un psiquiatra? ¿Nos habrían capturado? ¿Estaba en el cielo? No sé si esas preguntas tenían algo de lógica, pero es que la situación tenia aún menos. Al salir de la habitación, me encontré un pasillo muy largo, en el cual se veían muchas otras habitaciones pero desde luego que, en cuanto vi las escaleras, las baje corriendo.

La verdad que la planta de abajo no se quedaba corta, había un gran comedor/salón con muebles en gris y blanco y como no, unos grandes ventanales que daban a la calle. A demás la cocina conectaba con este y nada más de ver que tenia hasta una isla de cocina quería quedarme aquí a vivir. Pero es entonces cuando bajo a la realidad y veo a mi hermana llorando en el sofá(que por cierto, era enorme).

-Andrea! No se para que gritaba si no me iba a contestar.

-Fuera. Pues si, si que contestó y bastante molesta. Encima tendría yo la culpa de todo esto.

-¿Perdona? Casi me muero del susto pensando que había un incendio en casa, después casi me vuelvo a morir por una explosión y por último me levanto en una casa que no es la nuestra. Así que ya me puedes ir explicando que pasa....

Mientras iba diciendo todas esas cosas (tenia que desahogarme) es cuando vi que, el sofá donde estaba Andrea se empezó a elevar poco a poco. Claro que me quedé sin palabra alguna y Andrea empezó a llorar (aún) más.

-Pero ¿Qué cojones Andrea? ¿Qué pasa?

-Señala el suelo con el dedo.

-¿Que dices?

-Mateo joder, que me hagas caso! Señala con el dedo el suelo!

-Vale, vale. Estaba bastante acojonado ya que no veía al Mago Pop por ningún sitio. Y si esto no era un espectáculo, entonces había perdido la cabeza y estaba en el cielo.

Fue en ese entonces cuando señalé el suelo y el sofá volvió a su posición inicial, tal y como estaba cuando bajaba las escaleras.

-O me das una explicación o llamo al 112.Por que lo que esta pasando no es ni puto normal ni nada. Le dije con una voz medio temblorosa, obvio se había levantado un sofá y yo... Bueno yo no se que había hecho exactamente.

-¿Te acuerdas del cuenco que echaba humo y de los papeles que eché en el?

Hombre había vivido una explosión muy fuerte y estaba muy desubicado, pero me acordaba perfectamente.

-Obvio que me acuerdo.

-Pues se trataba de un hechizo.

-No

-¿No el qué?

-Que los hechizos no existen Andrea. Si no eres sincera no vamos a ningún lado.

-Te digo la verdad, era un hechizo para cambiar algunas cosas.

-¿Qué cosas?

-Nuestras vidas, pero sobre todo la mía. Después de todo lo que tuve que soportar con Héctor y Carla, creo que me merecía un poco de control sobre mi vida y mi estabilidad.

-Nadie te dice que lo que pasó fuese fácil de llevar, pero no entiendo donde estoy y que cojones ha pasado con el puto sofá.

-Mateo, el hechizo consistía en que tu yo nos teletransportáramos a otra dimensión, en la cual tendríamos poderes.

-Andrea, si es que yo quiero creerte de verdad, prefiero pensar que ha sido eso y no que me han secuestrado o algo así, pero no sé, te lo juro que no sé.

-Señala el sofá y levanta el dedo.

-Andrea...

-Mateo, no estoy loca. Coge el dedo, señala algo y levántalo.

Como yo ya no creía en nada y lo daba todo por perdido, lo acabé haciendo. Pero juro que fue por que estaba desesperado, no estaba loco de verdad. Así que señale el sofá de nuevo y elevé el dedo, en ese momento el sofá también se elevó.

-¿Lo ves o todavía tienes dudas?

-Sigo teniendo muchas dudas, como por ejemplo de donde sacaste el hechizo para hacerlo. O bien que por que estamos en otra dimensión diferente a la nuestra. Bueno o también por que estabas llorando, la verdad.

-Lo del hechizo fue algo que dejaron en la puerta un día de los que yo estaba mala, la dimensión es otra, cierto, pero todo es lo mismo que en la dimensión antigua solo que ciertas diferencias que irás viendo. Y lloraba por que los poderes parece ser, que solo los has conseguido tu, yo no puedo hacer nada, no los tengo.

Me estaba costando mucho digerir que el hechizo se lo habían dejado en la puerta de casa, que seguíamos en una realidad igual a la anterior pero ahora con magia y que yo era la única persona del Planeta Tierra en tener poderes. Quería desaparecer.

-Bueno, si tengo podres podré hacer un portal para volver a la dimensión antigua y seguir como siempre ¿No?

-Que va, el hechizo esta pensado justo para que eso no pueda suceder.

-¿Eso quiere decir que estoy atrapado en esta realidad por siempre?

-Eso quiere decir que ESTAMOS atrapados los dos. Pero tu con poderes y yo no. Y te sugiero que te vayas preparando por que deje escrito en el hechizo muchas cosas.

-Tu tienes un problema enorme, eh. ¿Y Mamá?

-Ella en esta vida es alcaldesa.

-Pero ¿Qué cojones, de verdad todo esto lo has hecho por el puto Héctor?

-Tu no me entiendes Mateo.

-Andrea, claro que lo hago somos mellizos. Pero esto me parece ir demasiado lejos.

Ahí es cuando decidí irme a mi habitación corriendo (o al menos pensaba que eso estaba haciendo, por que resultaba que estaba levitando) y cuando llegué me encerré. Quería volver a mi verdadera dimensión.

Yo elijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora