Nueva misión

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El piso franco donde tienen que reunirse con Ben está en la otra punta de la ciudad.

Es una zona de difícil aparcamiento. Ambos buscan a lo largo de toda la calle, pero se ven obligados a estacionar a dos manzanas y media del edificio.

Desaliñados, ojerosos y cansados, caminan por las zonas residenciales ignorando las miradas curiosas, que temen a la extraña pareja que camina por su barrio como si acabasen de sobrevivir a una explosión y les hubiese caído una montaña de ceniza en la cabeza.

El edificio en cuestión está en la zona más humilde del barrio. Trabajadores de fábricas, empleados del hogar, peones de obra y demás personal, tienden sus uniformes de trabajo en el balcón o los lucen en el bar mientras comen algo antes de terminar su hora de la comida.

Llaman al telefonillo y se abre la puerta automáticamente. Cruzan el portal y toman el ascensor hasta el tercer piso.

Al salir se encuentran con la vecina, la señora Hopfelmeier. Los mira de arriba a abajo horrorizada, antes de coger en brazos a su perrita Vainilla y bajar las escaleras.

Llaman a la puerta, pero nadie responde.

Vuelven a llamar más insistentemente. Una agradable voz contesta desde el otro lado de la puerta.

- ¡Un momento, señora Hopfelmeier! ¡Estoy terminando de alistar a Lulú!

Ninguno de los dos se molesta en seguirle el juego y esperan en silencio a que se abra la puerta.

Ben, con un delantal de tela rosa salmón y las mangas de la camisa enrolladas por encima de los codos, hace acto de presencia con una de sus mejores sonrisas.

A Juliet le recuerda a las encerronas que le hacía cuando estaban en la isla. Siempre empezaban con una puerta que tardaba en abrirse y un amabilísimo Ben que aparecía de forma casi teatral.

- Ah, sois vosotros

Da un paso atrás y deja libre el camino de entrada.

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- Sentaos donde queráis

La pareja se acomoda en el sofá mientras Ben les entrega una toalla a cada uno y sirve un vaso de limonada recién hecha.

Luego se sienta frente a ellos

- ¿Os han seguido?

Obviamente está al tanto de todo lo ocurrido pero quiere escuchar la historia de boca de sus protagonistas.

Sayid bebe un poco de su limonada, dejando que sea Juliet quien lleve la voz cantante del grupo

- No. Conseguimos despistarlos en los garajes.

Su voz neutra y el empleo de frases cortas y concisas, es la manera que tiene Juliet de comunicarse con su jefe cuando ha de darle informes sobre sus misiones.

- De todos modos este ya no es un lugar seguro. Habréis llamado la atención caminando por la calle con esas pintas.

- Íbamos a vestirnos de gala para venir aquí, pero se nos hizo tarde

Juliet reprime una sonrisa.

Ben advierte el gesto y pone todos sus sentidos en guardia

¿Desde cuándo son tan amigos?

Sayid se sirve otro vaso de limonada. Está realmente sediento.

- Ya tengo todo preparado para vuestra próxima misión

Les entrega un pequeño fichero a cada uno.

- Se llama Olga Müller y vive en Praga con su hermano Alexander.

VENGEANCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora