Huiracocha

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Huiracocha,​ (en quechua Apu Qun Illa Tiqsi Wiraquchan Pachayachachiq Pachakamaq [], Apu Kon Illa Teqse Wiraqochan Pachayachachiq Pachakamaq [], en español: Gran Señor, resplandor eterno, fuente de vida, conocimiento y hacedor del mundo)​ también llamado el dios de los báculos o de las varas, es una divinidad del cielo que abarca la idea andina de un general «dios creador», que sería originaria de la cultura Caral,​ es también figura central de la Puerta del Sol de Tiahuanaco, venerado posteriormente como dios supremo dentro del Imperio incaico. Figura como el creador del mundo, del sol y de la luna. Se le atribuye también la creación de la substancia de la cual se originan todas las cosas o Kamaqen. Según las crónicas, Huiracocha "siempre fue",​ empero, después de crear el mundo, "nació" de las profundidades del Lago Titicaca a orillas de la isla del Sol.

 Según las crónicas, Huiracocha "siempre fue",​ empero, después de crear el mundo, "nació" de las profundidades del Lago Titicaca a orillas de la isla del Sol

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Estela de Raimondi, una de las primeras representaciones del dios de los báculos.

Viracocha creó el universo, el sol, la luna y las estrellas, el tiempo (ordenando al sol que se mueva sobre el cielo)​ y la civilización misma. Viracocha fue adorado como dios del sol y de las tormentas. Se le representaba con el sol como corona, con rayos en las manos y lágrimas que caían de sus ojos en forma de lluvia. De acuerdo con la cosmogonía inca, Viracocha puede ser asimilado a Saturno, el "dios viejo", el hacedor del tiempo o "deus faber" (dios hacedor), correspondiente al planeta visible con la revolución más larga alrededor del sol.


Historia

En la mitología inca, Huiracocha (en quechua, Wiraqucha) era la invisible y abstracta divinidad creadora de la cosmovisión andina. Era considerado como el esplendor originario (en quechua, Illa Teqse [ ) o El Señor, Maestro del Mundo. En realidad fue la primera divinidad de los antiguos tiahuanacos, que provenían del Lago Titicaca. Surgió de las aguas, creó el cielo y la tierra. El culto al dios creador supuso un concepto de lo abstracto y de lo intelectual, y estaba destinado a la nobleza. Este dios o huaca al parecer también se encuentra en la iconografía de los habitantes de Caral, Chavín y Wari.​

Huiracocha es considerado el más destacado entre los dioses andinos y su figura es la central de la Portada del Sol de Tiwanaku. Es posible que su gran difusión se debiera a que los evangelizadores católicos buscaban un nombre para explicar a la gente indígena el concepto de dios. Además, añadieron a su nombre otras palabras a fin de recalcar su calidad de ser supremo, y de este modo se formó el nombre en quechua de Apu Qun Tiksi Wiraqucha.​

Se cree que interviene en tiempos de crisis pero también es visto como un héroe cultural.​ Los aspectos que se superponen en el panteón superior que consiste de Wiracocha, Punchao, Inti, e Illapa, podrían derivarse de una sola entidad del dios del cielo y la tormenta. Algunas veces los aspectos tienen diferencias suficientes para adorarlos en una manera separada.​


Cosmogonía según las crónicas españolas

Según un mito registrado por Juan de Betanzos,​ Viracocha se levantó del lago Titicaca (o, a veces, de la cueva de Paqariq Tampu) durante el tiempo de oscuridad para traer luz.​ Hizo el sol, la luna y las estrellas. Hizo a la humanidad al respirar en las piedras, pero su primera creación fueron gigantes sin cerebro que le desagradaron. Entonces, los destruyó con una inundación e hizo a los humanos, seres que eran mejores que los gigantes, a partir de piedras más pequeñas. Después de crearlos, se esparcieron por todo el mundo.​

Mitos y Leyendas ( Mitología Inca ) Tomo XIVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora