La pelinegra lloraba desconsolada, mientras sostenía en brazos el cuerpo inerte de su hijo. Con manos temblorosas, acarició su rostro pálido y frío, recordando cuando sus mejillas regordetas estaban sonrojadas y cálidas. La angustia de no saber el paradero de Lary y Heinrey se sumaba al dolor de haber perdido a Kai. A pesar del panorama desolador, se aferró a la esperanza de que sus ojitos magenta se abrieran de nuevo y la miraran con amor. La ausencia de Heinrey la hacía sentir peor, pues nunca pudo decirle cuánto lo amaba antes de partir. En aquel polvoso granero, sola y escuchando los sonidos nocturnos, su cuerpo se volvió pesado pero mantuvo apretado a su pequeño, encontrando una fugaz paz en sus recuerdos de la familia que tanto amaba.
Cómo hubiera deseado ser más fuerte para ustedes mis amores
pensó la pelinegra mientras el viento helado soplaba a través de las rendijas de las maderas del granero y envolvía su cuerpo siendo la brisas heladas lo último que sintió antes de cerrar por completo los ojos y sentir pesadez para finalmente que la oscuridad la envolviera también.
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.Cuando despertó nuevamente en su cama de soltera, su primer pensamiento fue que no quería repetir lo sucedido. Se dio cuenta de que había vivido una vida que no quería volver a experimentar y estaba decidida a cambiar. Tomaría decisiones diferentes, exploraría caminos que nunca había considerado antes y haría todo lo posible para alcanzar sus metas. Sentía miedo de que todo fuera una ilusión de su mente o una cruel broma, pero se levantó temblorosa y caminó hacia el espejo. Para su sorpresa, volvía a tener el aspecto de cuando tenía 16 años: su rostro más delgado, su cuerpo conservaba su delgadez y la maternidad solo había marcado su pecho y caderas. Las ojeras que había adquirido en los últimos dos años habían desaparecido. Era nuevamente la joven y hermosa princesa del imperio oriental.
Al dirigirse hacia su amplio armario en la habitación, al abrirlo, encontró una colección de prendas en su mayoría de color rojo, el color emblemático del imperio oriental, un color que había llegado a odiar debido a las circunstancias. Con desagrado, tomó un vestido entre sus manos y lo examinó durante varios segundos, decidida a cambiar cada uno de esos vestidos por otros colores. Sin muchas opciones disponibles, se puso el vestido y con cuidado, arregló su cabellera recordando que a sus hijos siempre les había gustado verla con dos trenzas. También Heinrey prefería ese estilo...
Los pensamientos de Heinrey la consumían, volviéndola loca. No podía evitar imaginar diferentes escenarios en los que él se acercara a ella. Una atracción intensa hacia él. Se preguntaba constantemente si él también sentía lo mismo, si había alguna posibilidad de que volvieran a estar juntos. Sin embargo, también había momentos en los que dudaba de sí misma y se preguntaba si era solo su imaginación. Se estaba volviendo una constante montaña rusa emocional, sin saber qué esperar ni cómo actuar.
Me volveré loca... Dios mío, ¿qué tipo de broma cruel es esta? - pensó la joven de cabello oscuro, acomodándose en un elegante sillón blanco, mientras se frotaba la frente con frustración-
No sabía en qué momento había regresado acaso, aquella bruja ya se encontraba en el palacio? Si quiera se acercaba la fiesta de año nuevo? No lo sabía pero tenia que estar preparada, esta vez no dejaría que esa mujer arruinara su vida y de las personas que más amaba, solo por la estúpida ambición que esa tenía en su corazón, a toda costa debía evitar algunos eventos, independientemente si afectaba a otros eventos.
Si su alteza Imperial está despierta nos permite pasar? - la voz de una mujer mayor la saco de sus pensamientos -
Adelante - tanto tiempo había estado sentada allí sumida en sus pensamientos, como para que toda su habitación estuviera iluminada por los rayos del sol-
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don't underestimate the things we do for love
FanfictionDespués de una serie de sucesos dolorosos en la vida de Alyssa Vikt, la perdida de sus aliados, la muerte de uno de sus hijos y la de su esposo, hizo que gritara al cielo una maldición contra la persona a la que ella culpaba de todos aquellas traged...