Capítulo 1 | Nashville.

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—Kaileen? —Preguntaba mi mamá mientras conducía. —Tierra llamando a Kaileen...

—Lo siento Mamá. —Levanté la vista del celular. —Estaba distraída.

Mi madre rió a carcajadas, y me dió una de sus miradas reconfortantes y llenas de lujuria.

—Entonces... —me miró por el retrovisor. —¿Todo listo para tu cita?

La miré horrorizada.

—Solo salgo con un amigo. —recalqué— Solo es un amigo. Además... ¿Cómo están las citas en la tercera edad? —mi madre ni me miró, solo se echó a reir por el comentario.

—Kaileen, solo quiero que me tengas la confianza suficiente para que me hables de tus cosas.

—La tengo, Mamá.

—Quiero que sepas que puedes contar conmigo para hablar de lo que sea. —me miró dulcemente.

—Seguro, Mamá.

Pasaron unos minutos sin respuesta, pero luego ella los rompió:

—Kaileen. —no respondí.

«—Estoy tratando de hablar contigo.»

Segundos, minutos...

Un choque.

Entonces no vi el momento en el que ambas chocamos, el fuerte sonido, los cristales rotos y mi madre, mi madre inconsciente...

—¡Mamá! —dije nerviosa, algunas lagrimas ya bajaban por mis mejillas.

Intenté despertarla, estaba horrorizada, solo era una chica de diecinueve años, ¡joder! Ver a mi madre asi era tormentoso. Pasaron unos minutos y me alegré de ver a mi madre abrir los ojos...

—Kaileen. —habló con voz debil y apagada.

«—Kaileen, no tenemos mucho tiempo.»

Sacó algo de su bolsillo y me lo tendió, era... era un anillo de oro.

—¿Qué es esto? —dije tomándolo con las manos débiles... —Madre, no es una despedida... ¿Verdad?

—Cuídalo, más que a tu vida. —dijo llorando.— Te amo muchísimo mi nena.

Me acerqué más a ella.

—Mamá, ¿Que dices...? Me estás asustando, Mamá.

«—Madre, por favor madre, escúchame. —Dije débil.— Saldremos de esta, madre.»

—No tenemos tiempo, no puedo... yo... te... —Hizo una mueca de dolor.

«—Kaileen, te am... —dijo en un susurro.»

Luego sucedió lo que tanto miedo me causaba, los ojos de mi madre ya no brillaban con amor, ya no tenían vida, ella se había... ido.

—¡Mamá!

Lloré con fuerza y me aferré al cuerpo, fueron horas llorando hasta que mis ojos se cerraron y no volví a despertar.

***

—Bienvenida, Kaileen. —Dijo mi tío dándome la bienvenida luego de llegar del hospital, si, ya habían pasado unos dias del accidente. Hoy salí del coma, y de observación.

—Siéntete como en tu casa. —Dijo su esposa Diana.

—Gracias, tío, y gracias, Diana. —dije con semblante triste, mi tío era tan idéntico a ella...

—¿Necesitas algo? —preguntó la esposa de mi tío.

¿Además de un pasaje a casa? No gracias, estoy bien. Pensé.

Amnesia: El Secreto De Müller. (EN CURSO) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora