Capitulo 4 | La penumbra.

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—No me apetece hablarles.

Había sido mi respuesta en ese momento cuando incluso sabía que la presencia de ambos podia llegar a intimidarme, y tampoco lo hice porque no les conocía y no me apetecía ser la primera en ir allí a darles un simple saludo a ambos sólo porque me estuviesen mirando. Sería muy mojigata de mi parte.

En resumen, justamente me había llegado una llamada entrante la cual tuve que responder, disculpandome con los chicos de antemano antes de salir a un espacio apartado para que la música que estaba en los estéreos de los coches no molestara a la hora de responder dicha llamada.

—Kaileen, ¿Donde estás? —Había dicho mi tío en ese instante.

—Voy más tarde.

—Son las doce, ven a casa, ya. —Dijo de manera demandante.

—No puedo volver ahora, estoy ocupada, tío.

Le había dicho eso como método de excusa aún sin decir las razones, porque incluso, si este sabía que me encontraba en una fiesta a las doce de la mañana, le causaba un infarto a su cuarentóna edad.

—Kaileen, lo digo enserio, vuelve ahora.

Rodé los ojos y colgué la llamada aún sin responder y suspire para volver a donde estaban los demás.

—Demonios.

—¿Pasa algo? —Había preguntado la chica a mi lado, que ahora se hacía llamar mi mejor amiga.

—Debo irme, lo siento, chicos.

Tomé mi bolso y le di un ultimo sorbo a mi bebida para irme de aquel lugar no sin antes despedirme de ambos, tomé el camino de regreso a casa y ni siquiera me atreví a molestar a Jack para que me llevara a casa en su moto, no quería molestarlo e incluso, no me apetecía hacerlo.

De camino a casa, me pregunté en varias ocasiones como es que ya se había hecho tan tarde y la razón por la cual mi tío me habia advertido que debía llegar a casa de inmediato.

—¡Genial! muchas gracias, tío Mason.

Habia murmurado. Luego, escuché un extraño sonido proveniente de los arbustos por lo que iba pasando en ese momento. Confundida, intenté preguntar.

—¿Alguien allí? —Dije alzando la voz. —¿Hola?

Entonces vi una silueta pasar por mi lado con una rapidez imprescindible.

—¿Quien carajo está ahí?

Justo entonces, una figura esbelta con ojos de color amarillo intenso, volvió todo a mi alrededor una completa penumbra.

Cuando miré sus ojos, todo se volvió blanco y mi cuerpo calló al suelo, perdiendo el conocimiento.

***

A la mañana siguiente, me desperté sobre mi cama con completo dolor de cabeza. Creí que había sido resaca e incluso me cuestioné si había tomado tanto, cuando solo había sido un vaso. No tan cargado de alcohol.

—¿Estás bien? —Preguntaba Jake mirándome justo desde el borde de mi cama con notable preocupación.

—¿Porqué no debería estarlo? —Le respondi totalmente confundida.

—Al parecer te desmayaste en el bosque, te encontré y te traje a casa. —Fue la respuesta del chico.

¿Me había desmayado?

¿Porqué no recuerdo esa parte?

Solo recuerdo la llamada de mi tío.

—¿Donde estuviste anoche, Kaileen? —Dijo mi tío Mason desde el marco de la puerta.

—Yo... Lo siento, tío, fui a una fiesta del instituto en el bosque...

—¿Una fiesta? —Dijo éste cruzandose de hombros.

—Todo el mundo estaba ahí, Mason. —Dijo Jake.

Mi tío lo miró con total molestia y aunque no mencionó nada, eran notables las ganas de regañarlo que tenía. De ser asi, no dijo nada al respecto.

—Alguien debe haber puesto algo en tu bebida, Kai. —Se dirigió el chico a mí, miré preocupada.

—Qué inconsciente la juventud de ahora.

Rodé los ojos y me aproximé a mi tocador para acomodar mi pelo, siendo consciente que no me habia dado cuenta que algo faltaba en mí, mi vista viajó a mi mano sobre mi cabeza y solté un chillido completamente agitada.

—¡Mi anillo!

—¿Anillo? —Jake frunció las cejas. —No tenías alguno puesto cuando te encontré.

—No te preocupes, Kaileen, compraré otro para ti.

En ese momento, me llené de impotencia y una ola de rabia y tristeza recorrió todo mi sistema.

—No entiendes... —Dije tocando mi cabeza totalmente preocupada.

—¿Qué es lo que no entiendo?

Dijo este esperando alguna respuesta de mi parte, de hecho, pensé que no podía proferir ni una palabra debido al intenso dolor y preocupación que estaba experimentando al darme cuenta de que algo tan importante como lo era eso en este momento no estuviese.

Las preguntas surgían en mi cabeza, pero es que ni siquiera recuerdo los ultimos minutos o quien sabe si horas, que estuve caminando hasta desmayarme y ser encontrada por Jake.

—Mi madre me pidió que lo cuidara con mi vida, antes de morir. —Le respondí con semblante triste.

—Tranquila, Kaileen. —Lo oí suspirar. —Veré en la estación de policia si alguien más reportó algún robo en la fiesta.

Me senté sobre el borde de la cama y lo vi salir no sin antes cerrar la puerta detras de él, dejándome sola junto al rubio.

En ese momento quise llorar, derrumbarme e incluso culparme por ser tan estupida y no haber considerado lo de decirle a alguien que me acompañara a casa, ya sea Jake o incluso, Leo.

Que estúpida...

Lo siento mamá, acabo de fallarte...

Solté un largo suspiro y miré a la nada pensando en cada una de las palabras que me había dicho mi madre justo al momento de irse.

—¿Ahora que voy a hacer...? —Dije soltando un largo suspiro, froté mis brazos repetidas veces y lo miré buscando algún tipo de apoyo en él.

—Mason se va a encargar de ello, es oficial... ¿Lo olvidaste? —Dijo y puso un mechón de mi pelo tras mi oreja, sentándose a mi lado.

—¿Y si no?, Jake, fue una promesa. —Dije mirándolo fijamente a los ojos.

—Y no e dicho lo contrario, Kai, pero debes ser más positiva en la vida.

—¿Y si todo lo que me pasa es negativo? —Digo arqueando una de mis cejas. —¿Cómo quieres que piense o me sienta al respecto?

—Todos en cierto momento de nuestras vidas pasamos por cosas maravillosas, y no eres la excepción, Kaileen.

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⏰ Última actualización: Mar 25 ⏰

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