Esta noche, por motivos que desentiendo, es diferente.
Se siente vacía, solitaria, a la vez que cálida y llena.
¿Será esta aquella vida plena?
Dudarlo es mi especialidad, puesto que la rabia y la pena son quienes condenan mis venas.
¿Cuánto sería yo capaz de dar, por salir del abismo?
¿O es acaso el abismo el que me desea?
Y, ¿Qué deseo yo?
Nadie se pregunta.
Un ángel que se quede a mi lado sin importar el momento.
Quien disfrute de mi arte, de mi música, de mis letras.
De mis historias y mis metas.
De mis lienzos en blanco y mis más trabajadas telas.
Quien comparta el amor que tengo por la expresión.
Pero, ¿A quién importa estos anhelos?
Solo a mi, quién dolido sigue sin conseguir.
En donde quiera que estés, ángel.
Aquí seguiré esperando tu llegada.
Impaciente soy, y errante voy.
Este camino sin lugar de destino ya no se recorre.
Y tan impaciente estoy, que día a día no paro de buscarte.
Tú, aquella persona indicada, aquella que complementa mi alma, mi forma de ser.
Me pregunto cuándo será el afortunado día de conocerte.
Pero... a veces recuerdo, que esto no son más que simples anhelos.