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Superman no podía decir cuándo había empezado a amar a Batman. No había sido una revelación, ni un capricho. No se despertó un día cualquiera con ese sentimiento tan fuerte y presente en su mente. Todo se había expandido de forma orgánica y naturalmente por todo su ser, hasta enraizarlo tan profundo en su corazón y sus huesos que su propio alfa entendió la situación en la que estaba metido y admitió el hecho de amarlo. Ambos amaban a ese hombre, a ese otro alfa de aspecto tan frío y distante, a ese que por las noches combatía el crimen de una forma poco ortodoxa y, por las mañanas, era un exitoso empresario. Superman lo había observado durante años, desde la distancia, admirando su valentía, su inteligencia, su determinación. Cuando se cruzaban en las misiones Superman sentía cómo su corazón se aceleraba y sus feromonas se agitaban al verlo, pero Batman siempre lo miraba con una mezcla de respeto y a la vez desconfianza, y eso le dolía al Superhombre, ya que no le permitía ser cercano como si lo era, por ejemplo, con Barry.

Biológicamente se podía luchar contra eso <<Se había repetido tantas veces aquello, sin lograr algún efecto verdadero en él>>,  ya era antinatural y eso sí era lo normal, que fuera antinatural. ¿Pero alguien había hablado de ser antisentimental? ¿No, verdad? Bueno, Clark siempre había estado muy lejos de ser alguien normal y eso poco le había importado. Es decir, era un alfa y su reloj biológico (social) había experimentado el propio cuestionamiento de no haber marcado hasta entonces a un omega para formar un vínculo serio, de engendrar cachorros y ser ese típico alfa protector y proveedor que todos esperaban al tener la casta que justamente él tenía. Lo cierto era que nada de eso había sucedido, y no era por falta de omegas precisamente, ya que, al ser Superman (el alfa de los alfas), pues no le habían faltado omegas en su vida. Pero al conocer a Bruce Wayne/Batman, eso bastó para que él mismo supiera que estaba en problemas; con el tiempo comprendió que se había enamorado.

Y ahí estaba, en su pequeño departamento, con su prima a su lado, tan impactada como él al ver que no reaccionaba y no decía nada. Tenía la vista perdida, pupilas dilatadas, boca entreabierta, jadeando por el impacto de lo que había leído y con las manos temblorosas. ¿La razón? Bruce Wayne.

—Kara: «¿Kal-El, te encuentras bien? ¿KAL-EL? ¡Kal-El, RESPONDE!»

Su prima se vio en la obligación de zarandearlo fuertemente, pues había quedado inerte, y de repente todo se desplomó. Cayó sobre sus propias rodillas, cayendo al suelo sosteniendo la carta, apenas pudiendo susurrar con un hilito de voz.

—Superman: «Bruce... es... es Bruce... la cena.»

—Kara: ¿Qué pasó con la cena? ¿Fue mentira? ¿Fue parte del show del evento? ¡Háblame, Kal!

—Superman: Es el sábado... es... ¡es mañana!

Su mano se estiró hasta donde estaba su prima, que ya se encontraba a la misma altura del superhombre. Ella leyó la carta por sí misma y sus ojos quedaron abiertos como platos. Paulatinamente, una sonrisa pícara y de satisfacción se instauró en su rostro. Aquel hombre le estaba cortejando, no había duda. Así que no podía sentirse más dichosa por su primo. Lo había visto sufrir tanto que, luego de leer la carta, ya no cabía de la emoción. Ella nunca le cuestionó el hecho de que, siendo alfa, estuviese enamorado de un igual. Solo se imaginaba lo feliz que su primo podría llegar a ser si se atreviesen a intentarlo. Su corazón saltó de júbilo.

Kara le preguntó con una sonrisa traviesa, sabiendo que su primo no rechazaría j amás la invitación de Bruce. —Kara: ¿Qué piensas usar, ah 'Boyscout'? Porque obviamente pretenderás ir ¿Cierto, 'Clark'?

—Superman: ¡Las cremas!.. los...los supresores... ¡Kara, los supresores!

Clark se levantó con rapidez y se dirigió a toda velocidad a su dormitorio. Abrió el closet con notable desesperación, sacando y tirando hacia un lado cuantas cosas pudiese apartar de su camino para conseguir aquello que estaba buscando. «Kara... No, ¡no puede ser!» Para su sorpresa, al dar con lo que buscaba con tanto afán, la vista le estrujó el estómago. «¡N-no no! ... No tengo su-suficiente supresores... de paso no me queda crema de feromonas... Kara ¿Qué voy a hacer?», y ahí iba de nuevo. Otro ataque de ansiedad, causado por su falta de aceptación sobre su casta cuando de Bruce se trataba.

¿Qué soy para ti, Bruce? Batsuper / SuperbatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora