El viento tempestuoso del verano acariciaba mi rostro y peinaba mi cabello. La dulce brisa del lago empapaba mis lentes. Los patos graznaban mientras nadaban y exhibían sus plumas, llenándome de plenitud y gracia.Así comenzó todo, en un lago grande, brillante y colmado de armonía y tranquilidad. Fue el inicio de una hermosa historia veraniega.
Todo comenzó en una tarde de verano, un detonante para el inicio de una nueva historia. Apenas tenía 21 años cuando decidí alejarme del mundo y conocerme a mí mismo, viajando sin rumbo y descubriendo nuevos lugares y destinos.No comprendía mis emociones ni sentimientos hasta que la conocí; una mujer que parecía tocar las estrellas con su pelo fino como la seda, y unos ojos pequeños incrustados en su rostro que le otorgaban un aspecto enigmático y brillante como el oro. Era una belleza única y cautivadora, que me dejó perplejo.La historia de cómo la conocí es así: En una tarde de verano en el lago de una tranquila ciudad del norte, la vi desde lejos.
Alimentaba a los patos y aves que se acercaban a ella, y cada vez que desgranaba un pan, su sonrisa brillaba como las estrellas que estaban a punto de aparecer, mientras el sol cedía paso a la noche.Ella no notaba mi presencia, inmersa en su nobleza, mientras yo me debatía entre acercarme de alguna forma y mi propio narcisismo. Sin embargo, todo cambió cuando, al intentar darle de comer a un pequeño polluelo, resbaló y cayó al lago. No había burbujas, ni movimiento, y la preocupación me invadió.
Sin pensarlo, me despojé de la mayor parte de mi ropa y me lancé al agua, aunque sin saber nadar, con la esperanza de ayudarla. Poco a poco me hundía, pero vi un rayo de luz traslúcida que atravesaba el agua, sintiéndome cada vez más frío, pero extrañamente tranquilo, como si una sensación de protección me rodeara. Dejé que la marea del lago me arrullara, hasta que mi último aliento llegó a la superficie y mis ojos se cerraron.
—¡Despierta! ¿Me escuchas? —Dijo una dulce voz —¿Cómo te llamas? ¡Debes decirmelo! —.
—Desperté confundido y pregunté quién era y dónde me encontraba.—Me llamo David, ¿quién eres tú? —respondí.
—Puedes decirme Melanie. ¿No crees que lanzarte al lago sin saber nadar es irresponsable? —habló sarcásticamente.
—No crees que es irresponsable darle de comer a un pato en la orilla sabiendo que podría haber un deslave? —respondí con ironía.
—Tienes razón... Touché. Entonces, ¿por qué saltaste? —preguntó.
—Vi que caíste y no lo pensé dos veces, simplemente salté para ayudarte —contesté.
—No lo pensaste dos veces, ¿eh? Entonces, ¿por qué estás solo en ropa interior? —preguntó de forma ingeniosa.
—Así es como rescato a las personas —dije, tratando de mantener una sonrisa.
—Entendido, Aquaman. Gracias por salvarme —continuó en tono burlón.
Me sentí avergonzado al darme cuenta de que había sido yo quien necesitaba ayuda. Me levanté, recogí mis cosas y me marché, pero recordé que había olvidado mi diario, un libro aburrido y cursi. Volví al lugar a buscarlo y me llevé una sorpresa al ver que Melanie lo tenía en sus manos, leyendo mis páginas ñoñas y sentimentales.
—Creo que olvidaste esto. Admito que lo leí, aunque solo fueron 2 páginas... bien, tal vez 4, pero es que tu escritura es muy expresiva y cautivadora —explicó con audacia.
—Creo que no conoces la palabra "privacidad", y eso es algo muy malo, ¿no crees? —respondí molesto.Mientras tomaba mi diario y me alejaba, una mano suave y aterciopelada jaló mi hombro con fuerza y susurró en mi oído: "¿Te gustaría ir por un helado?".
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¿Y por qué no ahora?
RomanceEn un pintoresco pueblo europeo, dos almas destinadas se cruzan en un encuentro fortuito junto a un sereno lago. Melanie y David, una pareja aparentemente perfecta, se enamoran rápidamente, pero su idílica relación se ve amenazada por un oscuro secr...