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—Manoban, por dios, te dije que dejaras de tomar tanto vino, mírate

La castaña lidiaba contra una Lisa borracha, tratando de sacarla del restaurante y llevarla hasta el auto.

—Jennie, ¿desde cuando eres tan bonita?

La mencionada suspiró, durante toda la cena Lisa no paraba de mencionar lo bonita que era, que sus ojos podrían matar a cualquiera pero también enamorarlos, incluso ya borracha mencionó qué deseaba mucho besarla.

—¿Quieres dejar de decir tantas cursilerias y al menos intentar levantar los pies?—Se quejó la más baja quién llevaba casi arrastrando a la rubia

—Si me das un beso te prometo que dejo de decirte todas esas cursilerias

—No voy a besarte Manoban, ni lo pienses

Ambas se detuvieron junto al auto y Jennie observó a un hombre con su cámara tratando de ocultarse entre los demás autos.

—Quiero que te quede claro que hago esto sólo por un contrato

—¿Hacer qué?

—Cállate y bésame, Manoban

Lisa pudo sentir como el alcohol desaparecía de su organismo al escuchar esas palabras provenientes de Jennie, no sabía si era producto del vino o sí lo estaba soñando, pero no pensaba desperdiciar esa oportunidad.

Tomó a la castaña de la cintura con algo de torpeza, se observaron fijamente y después de tanto insistir Lisa rompió la distancia, juntando sus labios con los de Jennie.

Al principio la más baja se sintió nerviosa ante los labios de la rubia, sin embargo cerró los ojos y se dejó llevar por la más alta quién llevaba el control a pesar de no encontrarse en sus cinco sentidos.

No era un beso necesitado, fue tierno y cálido sin intenciones de llevarlo a algo más, la castaña se abrazó al cuello de Lisa para profundizar más el beso logrando su objetivo, su pelvis rozó la de la rubia sintiendo algo que la dejó completamente desconcertada pero aún así no rompió el beso.

Se separaron sin darse cuenta de los minutos que pasaron así, ambas con las pupilas dilatadas y Jennie con el labial corrido.

—Eres una idiota Manoban, mírate

La castaña limpió los labios de Lisa qué también estaban hechos un desastre por su labial.

—¿Porque me miras así?—Jennie preguntó

—Creo...creo que me volví adicta a tus besos—Jennie soltó una carcajada y Lisa no pudo evitar sonreír, era la primera vez que la veía reír

—Es normal que eso suceda, ¿las llaves del auto? yo conduzco

—Pero....

—No voy a permitir qué conduzcas bajo los efectos del alcohol

La rubia le entregó las llaves y así fue, Jennie condució hasta su casa, después de despedirse le pidió a uno de sus chóferes que llevara a Lisa hasta su casa para que no tuviera que conducir.

La de ojos felinos entró y fue directo hasta su habitación, encerrandose y dejándose caer en la cama mientras soltó un suspiro. Lisa no besaba para nada mal a pesar de que nunca tuvo pareja, pero Jennie no podía permitirse pensar más en eso porque su relación solo era por un contrato, nada más.

El resto de la noche no pudo dormir.

...

—¡Lisa! Buenos días hija, ¿Cómo amaneciste?—Su madre saludó sonriente mientras le ayudaba a la cocinera a servir el desayuno

reputation | JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora