Cap 9: Regaño y Charla de hermanos.

671 48 417
                                    

—Fijate nadamas cegatón y sordo —se escucha decir con lentitud a Pedro—. Como lo escuchaste, me gustas....y,  y yo...estoy enamorado....de ti —concluye, sintiendo como el efecto de esas pastillas han pasado de un momento a otro.

Pero Jorge no le responde, al contrario, adopta una expresión que Pedro no alcanza a descifrar.

¿Confusión? ¿Sorpresa? ¿Repugnancia?

Más parece ser la última, o peor aún, todas juntas, por lo menos así se siente, porqué Jorge lo inspecciona de pies a cabeza con una mirada que lo juzga fuertemente.

Eso lo siente como una mirada de odio puro, ante esto su respiración empieza a agitarse y empieza a sentir un yunque en su pecho con un arrepentimiento grande de haber dicho esas palabras que han provocado tal negatividad en Jorge.

—Don Jorge yo... —balbucea Pedro, con nerviosismo sintiendo como se hiperventila—. Yo eh... verá no quise decir eso.

—¿Eres de aquellos Pedro? —suelta fríamente Jorge, con un gesto de asco es su cara.

—Don Jorge déjeme explicarle —trata de hablar, pero este se lo impide

—¡No! No te me acerques... —alza la voz, alejándose con asco—. Ya no me dirijas la palabra porfavor... —suspira, con el mismo gesto de reprensión.

Jorge se levanta del sillón con aires de indignación para posterior jalar la solapa de su traje con la intención de retirar polvo.

Hecha está acción se da la media vuelta y camina de manera fúnebre para afuera de la casa de rancho, mientras que Pedro se levanta con rapidez para seguirlo.

Espérate...

Jorge no llevaba puesto traje formal...

Recapacita mientras logra apreciar una oscuridad tenebrosa por la puerta que Jorge ha dejado entreabierta

Oscuridad que le está ocasionando un irracional pavor interno.

Se siente observado desde atrás y está experimentando un escalofrío desagradable recorriendo por su espalda, es por eso que para reunir valor aprieta los puños y decide abrir la puerta dispuesto a atravesarla con los ojos cerrados.

Ya afuera vuelve a abrir los ojos con temor para caminar entre las sombras mientras espera que alguna persona se digne a aparecer, alcanzando a percibir solo la oscuridad inmensa del lugar; Parece ser el mismo sitio en el que soñó como Jorge le disparaba fríamente al corazón.

Recordar eso le provoca otro escalofrío, esa horrible sensación del momento en el que le disparaban al corazon se vuelve apoderar de él. Trata de caminar sin tropezar hasta que se detiene en seco al observar una silueta a la lejanía.

—¿Don Jorge? —se pregunta, mientras distingue como aquella sombra a lo lejos se acerca a un paso lento que no hace más que aumentar su temor.

Sólo Como Amigo (Pedro infante y Jorge Negrete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora