CAPITULO II

45 15 6
                                    


"No estas huyendo, es solo que abecés te asfixia tanto caos, que no entienden, que a veces solo quieres tomarte un respiro de todos los problemas que te rodean."

Y. L. Posligua

۝

DELIA

Esto es increíble sentir el aire fresco entrando a mis pulmones con música sonando en la radio en un viaje tranquilo y pacífico, ya llevo conduciendo tres horas y mi destino aún está lejos, tendré que conducir por unas siete u ocho horas más para llegar al pueblo de Wild Land, por lo que me contaron sé que es un pueblo pintoresco con mucha cultura y costumbres que es un lugar pequeño con pocos habitantes y lo rodea un inmenso bosque sin duda alguna es el lugar perfecto para vivir.

En el orfanato se podría decir que vivía "bien" o por lo menos pude sobreviví hasta los veinte, aunque debería haberme ido de ese sitio cuando tuve mis dieciocho años, pero todo se arruinó por mi estúpida idea de querer cuidar de ella alguien a quien le bastó con una oportunidad para joderme, jamás debí confiar en ella como diría René ya de nada sirve llorar sobre la leche derramada solo tenía que continuar.

Lo único que extrañaría del orfanato sería la pequeña biblioteca, pasaba así todo el día encerrada leyendo era mi paraje favorito o estaba en la biblioteca o en las calles pidiendo limosna todo para ellos, me llenaba de irá que los adultos fueran tan codiciosos tan mezquinos y desagradables al aprovecharse de unos niños indefensos, gracias a ellos supe en qué clase de adulto no quería convertirme, luche por mí y logre reuní dinero suficiente como para comprarme un carrito en la chatarrería y una casona por internet gracias al cielo que ellos no se dieron cuenta de ser así hoy no estaría aquí.

Siempre que salía a las calles para pedir dinero me obligaban a usar sopa desgastada con agujeros según ellos para generar más lástima la primera vez que me obligaron a pedir dinero tenía trece años me pusieron un monto exacto de monedas que tenía que llevarles, en ese momento pensé que no ocurriría nada si no lo lograba más equivocada no podía haber estado ese día descubrí la maldad que existía en las personas que supuestamente tendrían que cuidarnos, me hicieron poner mis rodias sobre tapillas de refrescos, un minuto por cada moneda que faltara y si te ponías de pie tus muslos serían azotados esa era su manera de decirnos que eso pasaría cada vez que no lleváramos la cantidad exacta que nos pedían, lección aprendida desde ese día hacía de todo para llevar lo que me pedían.

-Déjalo ir, ya no tiene caso que lo recuerdes...-me digo a mí mismas sonriendo...-Hay que superarlo.

De repente el carro empieza hacer unos sonidos extraños avisándome que necesita gasolina carajo aún no sé si más adelante habrá alguna estación de recarga ya me encuentro bastante alejada de todo hace unas dos horas la carretera pavimentada había quedado atrás para solo tener un angosto camino lleno de baches y con solo árboles a sus lados.

Por favor Dios, no me abandones a mitad de camino, sigo conduciendo hasta donde pueda llegar, no puedo quedarme varada siendo consciente de que está empezando a oscurecer y de cómo el tiempo paso volando tan rápido los insectos empiezan a trinar afirmándome que el tiempo se me está cavando y con ello el sonido del cacharro se intensifica desesperada observo todo a mi alrededor como milagro divino a lo lejos alcanzo haber unas pequeñas luces que espero y no sean luciérnagas.

Acelero un poco acercándome cada más a las luces que ahora se observan cada vez más luminosas dejando atrás la oscuridad del camino, avanzo encontrándome con unas pequeñas casas cada una distanciada de las otras dejando un enorme espacio en el centro, unas personas estaban caminando de aquí para ya cuando se detuvieron para verme entrar al lugar esto sin duda alguna se sentía muy extraño nunca estuve en la vista de tantas personas y esto definitivamente no me gustaba, visualizo un pequeño espacio abierto en lo que podría ser una pequeña estación de recarga avanzó hacia él rezando que estuviera abierta, aún no era tan tarde reviso mi celular para ver la hora eran las ocho y veintiséis en estos momentos me alegraba de tener uno de esos celulares que tenían señal así estuvieran en la Patagonia.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 29 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DHAXEL  [SALVAJE #1] *HIATUS*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora